Una cebra traviesa se convierte en la protagonista de todo un país aunque hay algo que el dueño del zoo aún no comprende
Un suceso que copó los medios de comunicación de todos los medios nacionales

Ilustración sobre una cebra / Louise Docker Sydney Australia

En 1997, el banquero Ove Nordestgaard decidía cambiar por completo de sector laboral tras 15 años. Dejó el mundo financiero para adentrarse en el mundo animal comprando un zoológico. Él mismo decía en aquella época que "era un banquero un poco especial" en declaraciones para TV Midtvest, donde confesó que "alquilamos algunas casas de verano en nuestro tiempo libre y ayudé a mi cuñado con algunos trabajos de carpintería".
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Fue sonado su viraje profesional, pero nunca se ha arrepentido de ello, aunque en este momento ya está pensando en un cambio generacional. A sus 62 años, manifiesta al mismo medio danés que comienza a pensar en lo que pasará cuándo se retire y su ilusión es que uno de sus cuatro hijos tome el control del zoológico Jyllands Park, ubicado cerca de Haunstrup (Dinamarca), recayendo este deseo en Mathias, que ya trabaja activamente en el parque.
"Desde muy pequeño me han preguntado cuándo voy a volver a casa y tomar el control. Para mí es importante que sea algo que quiero y no algo que me imponen", explicando que "ahora estoy probándolo para ver cómo es ser parte de la vida cotidiana a tiempo completo", dice el vástago del dueño, aunque este no descarta una venta si no se acomoda todo como debería. Y es que hay muchos más calentamientos de cabeza en estas labores de las que cabría imaginar, algunas absolutamente rocambolescas.

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Jugando al escondite con una cebra
No solo la historia del cambio de sector de Nordestgaard hace casi tres décadas fue noticia, sino que algún que otro suceso también saltó a los medios de comunicación, como el que ocurrió este mismo año. Febrero dejó unos días frenéticos en Jyllands Park que hicieron que, "de repente, todo el mundo sabía dónde estaba situado el zoológico", como afirmó el propio Ove. Y el motivo de ello fue una nueva cebra que habían adquirido para su complejo.
Pero no fue porque resultara ser un ejemplar extraño en apariencia o procedencia, sino por el comportamiento que tuvo y lo que se generó cuando la juntaron con dos de sus congéneres. El pánico se apoderó de todos allí cuando se pusieron a saltar y consiguieron romper la cerradura del lugar donde estaban ubicadas a base de patadas, escapándose las tres. Dos de ellas fueron capturadas con premura, pero otra logró evadir a los buscadores durante varias jornadas.
Numerosos medios de comunicación de Dinamarca cubrieron la búsqueda casi a tiempo real durante los casi cuatro días que el animal jugó al escondite con el personal del zoológico, voluntarios y operarios. Y es que, lo que sí han manifestado desde el parque es la gratitud que sienten por la ayuda recibida. "Hemos tenido un apoyo enorme y nunca podremos agradeceros lo suficiente por ello. Había drones y gente buscando con nosotros", dijo Nordestgaard a TV Midtvest sobre unos días de lo más complicados, pero que tuvieron un final feliz.
Por suerte, consiguieron encontrar a la cebra sana y salva. "Fue divertido en retrospectiva, pero también fue difícil", confiesa el dueño del zoológico, que a pesar de todo aún está totalmente contrariado con el comportamiento del animal. "Todavía no entendemos del todo cómo pudo engañarnos durante tanto tiempo", manifiesta un Ove Nordestgaard que vio cómo una traviesa cebra puso en jaque a todos y centró las miradas de todo un país con su capacidad para no ser vista.




