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Miran lo que hay debajo de las cabezas de piedra de la Isla de Pascua y tropiezan con algo que les deja sin aliento

Son elementos sorprendentes ubicados en la Polinesia chilena con cientos de años de historia

Estatuas moai / Kevin Schafer

Uno de los grandes reclamos turísticos de la Isla de Pascua son las estatuas Moai, construidas por los habitantes de este lugar situado en la Polinesia chilena entre los años 700 y 1600. Allí se encuentran más de 900 monolitos, con una gran concentración junto al cono volcánico Rano Raraku, que guardan la rica historia de una civilización de hace centenares de años, por lo que su conservación es minuciosa hasta el punto de que algunos de estos elementos se encuentran en condiciones magníficas.

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Sin embargo, hace unos años conocimos una debacle que puso en jaque este enclave tan especial. En octubre de 2022, las Brigada de Protección Ambiental (Bripa) publicó un informe sobre un incendio que asoló gran parte del parque nacional Rapa Nui, el cual provocó lo que definieron como "daños irreparables" en su área arqueológica. El fuego arrasó "más de 100 hectáreas en el área de Rano Raraku, en las que se encuentran los famosos humedales y numerosos Moai", informaban las autoridades en aquel momento.

El incendio alcanzó a las admiradas estatuas y produjo daños irreversibles en la piedra en la que están construidas, a pesar de que, como aseguró la Bripa, "no lo parezca a primera vista". "Se calcula en varias decenas de Moai afectados", explicaban, puesto que el incendio provocó varias alteraciones químicas en la composición de su material, debilitando su superficie. Así, no fue lo único afectado, sino que también se dañaron "otros monumentos del área arqueológica".

El engina de las estatuas Moai

Si bien, centenares de estas piezas siguen erigidas y, por suerte, no se han destruido a pesar del incidente de hace unos años. Estas siguen guardando grandes misterios y los científicos han discutido varias teorías década tras década sobre su origen y función. En la web Promotions afirman que, en promedio, miden cuatro metros de altura, pero las hay más pequeñas y más grandes, incluso hay una que está inacabada y se estima que, de haberse finalizado su construcción, mediría alrededor de 21 metros.

Pero esto es solo lo que se ve, porque realmente se ha demostrado que esas cabezas que vemos solamente son 'la punta del iceberg'. Su estructura sigue bajo tierra, como se cabía esperar desde que comenzaran las investigaciones sobre ellas, pero las excavaciones determinaron no solo que esto era real, sino lo que está escondido en el subsuelo. No solamente es una extensión de piedra sin más, sino que, como escriben en el medio antes mencionado, se vio perfectamente una gran elaboración.

"La mayoría de las estatuas Moai son mucho más grandes que lo que sobresale del suelo. Una parte importante de ellas se encuentra bajo tierra, por lo que desde la superficie solo podemos ver una pequeña parte, razón por la cual la cabeza es tan dominante. Las estatuas tienen todo su cuerpo bajo tierra, no podemos verlas, pero hay casos en que los científicos han mirado debajo y hay grabaciones de ello", escribe Promotions. Así, lo que esconden es un cuerpo que acompaña a la cabeza, también perfectamente tallado, demostrando la obra artística y hasta de ingeniería que elaboraron hace siglos sin apenas medios para ello.