Un granjero busca como loco su anillo de bodas perdido y un carnicero le da la alegría de su vida
Cuando parecía que todo estaba perdido, recibió una sorprendente llamada

Anillos de boda / Shaun Egan

La web de Escuela de Alta Joyería explica que "las alianzas de matrimonio son el símbolo más icónico del compromiso matrimonial. Su forma circular, sin principio ni fin, representa la eternidad, lo que lo convierte en el emblema perfecto de una unión para toda la vida. Además, su colocación en el dedo anular de la mano izquierda se atribuye a la antigua creencia de que una vena, conocida como vena amoris, conecta directamente con el corazón".
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Es uno de los detalles más significativos e importantes a la hora de los enlaces y una parte primordial de la ceremonia, un recuerdo que se guarda para siempre y que se porta con orgullo y amor, por lo que tener la desgracia de perder el anillo es algo que genera mucho disgusto. Esto le ocurrió a un granjero de la pequeña ciudad de Simbach am Inn, ubicada en el sur de Baviera (Alemania), que se volvió loco buscando el suyo.
La agencia de noticias alemana DPA se hizo eco de esta historia que recogieron después varios medios en diversos rincones, como Le Parisien, aunque no solo por el hecho de perderla, sino por el final inesperado que tuvo. Johannes Brandhuber revolvió toda la paja que había a su alrededor después de dejar caer su alianza "en algún lugar" de su establo el pasado noviembre, pero podemos imaginarnos lo difícil que debe ser encontrar algo tan pequeño en un sitio así, como nos recuerda aquel dicho popular de la aguja en el pajar.
El hombre de 32 años había contraído matrimonio hace dos y no quería perder tan simbólico recuerdo, así que hizo todo lo posible para encontrarlo, pero ni usando un detector de metales pudo dar con él. Resignado, cesó en su empeño y decidió comprar otro en sustitución del que pensaba que no volvería a ver jamás, pero se equivocaba. Aunque tuvo que esperar varios meses para que ocurriera una magnífica casualidad.

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"Una feliz coincidencia"
Brandhuber recibió una llamada de Josef Steinleitner, un carnicero que trabaja a unos cincuenta kilómetros de donde el joven reside, diciéndole que había encontrado su anillo. ¿Cómo es posible que hubiera aparecido tan lejos? La clave está en una vaca. El hombre de 59 años le explicó que había encontrado su alianza en el rumen de una vaca, el estómago más grande de estos animales, manifestando que "nunca había vivido algo así" en las cuatro décadas que lleva de profesión.
"Es una feliz coincidencia encontrar algo tan pequeño. En una gran empresa, la probabilidad habría sido cero", comentó un Steinleitner que lleva a cabo su labor en una carnicería con 135 años de historia donde el trabajo todavía se hace a mano. Al descuartizar la vaca pudo encontrar el anillo de manera fortuita y, a pesar de que estaba desgastado por los fluidos internos del animal que hacía muy difícil leer las iniciales, consiguió descifrarlas.
Hizo un pequeño rastreo y dio con el padre del granjero, que conocía la pérdida y daba crédito. "No es posible, es el anillo de mi hijo", aseguran que exclamó cuando recibió la llamada y lo vio. De esta forma, aunque encontrar la joya en el pajar fue imposible, se dio la más difícil todavía, hacerlo en el interior de un animal que, además, llevaba como nombre Herzal, que significa "pequeño corazón" en bávaro, como recogió también Midi Libre, lo cual es otro detalle simbólico para una historia que tuvo un final tan inesperado como feliz para Johannes.




