Un parque de atracciones sorprende con su aviso en la entrada: "Por desgracia, debemos quedarnos fuera"
Este hecho ha ocurrido en alemania

El Parque de Atracciones Astérix, en Francia. Archivo / Godong

La empresa Karls es ampliamente reconocida, sobre todo por su papel como distribuidora de fresas frescas y jugosas. Especialmente en el este y norte de Alemania, sus emblemáticas furgonetas rojas de Karls Erdbeerhof invaden las calles y estaciones de tren cada primavera, marcando el inicio de la temporada de fresas. Sin embargo, Karls va mucho más allá: cultiva con esmero productos regionales como espárragos y patatas, y gestiona encantadores parques de atracciones repartidos por Mecklemburgo-Pomerania Occidental, Schleswig-Holstein, Sajonia, Sajonia-Anhalt y Brandeburgo.
Estos pueblos de aventuras no solo ofrecen experiencias de entretenimiento únicas, sino que también cuentan con pintorescas tiendas agrícolas, talleres artesanales y un sinfín de atracciones para toda la familia. En cada entrada de Karl’s Adventure Village hay un cartel con el mensaje: "Desafortunadamente, quienes odian a los extranjeros deben quedarse afuera".
"El cartel lleva colgado en todas las entradas de nuestros pueblos de aventura desde 2015, es decir, durante casi diez años, con mi firma debajo", explica Robert Dahl, director general de Karls, a BuzzFeed New.
En el invierno de 2015, Karls Erdbeerhof demostró su compromiso social al acoger a refugiados sirios. Los alojó en sus instalaciones destinadas habitualmente a los trabajadores de la cosecha, que durante la temporada invernal permanecen vacías. De esta manera, Karls convirtió sus alojamientos temporales en un refugio seguro para quienes huían del conflicto, ofreciendo un gesto de solidaridad y apoyo en un momento de gran necesidad.
"El distrito nos había preguntado si podíamos acoger espontáneamente a los refugiados, y lo hicimos. Me encontré con una fuerte hostilidad por ello", añade Dahl.
En 2015, la empresa organizó una reunión pública para abordar el alojamiento de los refugiados. “Curiosamente, muchos oponentes vinieron de zonas muy distantes, no de nuestra zona”, dice Dahl. Sorprendentemente, algunos se desplazaron ex profeso para protestar contra el proyecto con abucheos. Sin embargo, la integración de los refugiados “funcionó bien”, explica Dahl. No se produjeron incidentes negativos, y sí surgieron numerosas iniciativas positivas por parte del pueblo. Se palpaba un gran sentido de solidaridad. En la actualidad, alrededor de 60 de estos antiguos refugiados trabajan en Karls.
"La empresa Karls tiene una gran deuda con sus empleados extranjeros", afirma Dahl. Muchos trabajadores de la cosecha vienen de Polonia y Rumania, y anteriormente también de Ucrania. "Por eso sentí la necesidad de hacer una declaración con este cartel. Quiero que nuestros empleados extranjeros sepan que estoy de su lado", explica el director general.




