Un joven va en busca del coche de su fallecida madre, encuentra al nuevo propietario y el resto es historia

Maxence Dufour perdió a su madre en 2013, cuando solamente tenía 16 años. Fue un duro golpe y ella siempre estuvo en su memoria, así que quería hacer algo en conmemoración suya y, teniendo en cuenta que es un apasionado del mundo del automóvil y se formó en el Conservatorio Nacional de Vehículos Antiguos de París, sus esfuerzos se centraron en encontrar el viejo coche que ella tenía. El problema es que este no estaba en posesión de su familia, así que debía buscarlo... algo bastante complicado por cuándo se desprendieron de él.

BFMTV explica que la mamá era enfermera en Vienne, Isère, y usaba su Toyota Corolla GTi 16 para ir al trabajo, pero en 2005 vendieron el vehículo. Así, en 2023, 10 años después de la muerte de Hélène y 18 tras la venta, Maxence se dispuso a encontrarlo, para lo que recurrió a la ayuda de su padre, que aunque no confiaba mucho en que pudieran hacerlo, logró encontrar el número de la persona a la que se lo habían vendido. Quedaba llamar, que aún fuera su teléfono, que le contestara y que todavía tuviera localizado el automóvil. Eran muchas variables.

Según el medio que se hizo eco de la historia, Le Dauphiné Libéré, el joven manifestó que "era el coche de mi infancia" y lo necesitaba encontrar y restaurar para su madre, pero no sabía si la persona que lo adquirió casi dos décadas atrás iba a contestarle. Su sorpresa fue cuando sí que lo hizo y, para su suerte, aún lo tenía... aunque su estado no era para nada bueno. Las cosas se estaban complicando, pero su voluntad era más grande que cualquier contratiempo que pudiera encontrarse por este camino de honra a su madre.

Coche abandonado

El padre de Maxence, Roland, manifestó que el coche "estaba en un campo y el dueño lo había guardado para piezas porque había comprado otro Toyota", pero no importaba. Aunque estaba en muy mal estado y el antiguo comprador no quería deshacerse de él, el joven de 28 años logró convencerlo cuando le explicó sus razones, ya que él también había perdido a su madre joven y empatizó mucho. Al final, se lo vendió por 400 euros, pero quedaba un arduo trabajo por delante.

"El coche estaba completamente podrido, lleno de óxido, el motor ya no funcionaba, le faltaban piezas...", explicaba Maxence, que incluso dijo que en él "vivían ardillas, y la guantera servía de despensa". Se puso manos a la obra, teniendo hasta que buscar las partes que le hacían falta en otros países como Grecia, incluso tuvo que encargar una a medida en Australia. "Rehíce toda la carrocería y reconstruí por completo el motor", llegando incluso a impresionar a su padre.

Este confesó que, "al principio, era un poco escéptico", aunque viendo lo que había hecho su hijo, ahora está "maravillado y asombrado por los resultados que logró". Maxence ha conseguido darle una nueva vida al Toyota Corolla en el que paseaba con sus papás en la infancia, sirviendo como homenaje a su madre y llenando de emoción a familiares, amigos y todo aquel que haya conocido esta bonita historia.