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Un asistente de vuelo informa sobre los efectos del vuelo más largo del mundo en los pasajeros

Estar mucho tiempo en cabina puede pasar factura de muchas formas

Imagen de archivo de un avión / EThamPhoto

Imagen de archivo de un avión

Allá por febrero de 2017, Qatar Airways ponía en funcionamiento el vuelo QR920, el cual sale de Doha, recorre 14.545 kilómetros y va a parar a Auckland (Nueva Zelanda), siendo en ese momento el más largo del mundo. Sin embargo, ese récord le duró bastante poco, ya que poco más de un año después la aerolínea australiana Qantas hacía recorrer 14.498 kilómetros un vuelo que conecta Perth con Londres en algo más de 17 horas, lo que fue la primera conexión sin escalas entre Europa y Australia. La pelea por el Guinness estaba servida, pero se decantó en 2018.

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Singapore Airlines confirmó la conexión entre las ciudades de Singapur y Nueva York mediante un Airbus A350-900ULR, el avión comercial con más alcance del mundo, capaz de volar 18.000 kilómetros en 20 horas gracias a sus condiciones de almacenaje de combustible, que asciende a 24.000 litros. De esta forma, el trayecto de este viaje es de 16.700 kilómetros en aproximadamente 18 horas y 45 minutos, siendo así el vuelo más largo del mundo en la actualidad.

Podemos imaginar lo que debe ser estar tantas horas sin parar en la cabina del avión, teniendo que lidiar con un encierro a una gran altitud. Cómo se vive esto lo contó en Travel and Leisure Madeline Khaw, azafata del comentado trayecto entre el Aeropuerto Internacional John F. Kennedy de Nueva York y el Aeropuerto Internacional Changi de Singapur, definiéndolo como un auténtico reto para pasajeros y tripulantes, desentrañando también los trucos y las experiencias que se viven en él.

El vuelo más largo del mundo

Como recoge Focus, Khaw aseguraba que a los miembros de la tripulación se les asignan diferentes períodos de descanso, algo que es sumamente importante porque les ayuda a mantenerse alerta y poder ofrecer un mejor y constante servicio durante todo el trayecto. El problema es que conciliar el sueño es bastante complicado debido a las turbulencias o al ruido en la cabina. En este sentido, apuntan en el medio mencionado que existe la técnica 4-7-8, la cual revelaba la experta en viajes Rachel Keene en New York Post.

Este método consiste en inhalar aire durante cuatro segundos, contener la respiración durante siete segundos y exhalar durante ocho segundos, asegurando la experta que "si repites este ejercicio durante dos minutos, tu ritmo cardíaco se ralentiza, lo que indica al cuerpo que está listo para recuperarse". Esto, además, puede servir como técnica de relajación, algo que puede ser clave en viajes tan largos. De hecho, Madeline hablaba de los cambios de ánimo y comportamiento que experimentan los pasajeros en el vuelo donde trabaja.

Mientras que en vuelos cortos se mantiene un estado estable, en los largos hay altibajos. La asistente explicaba que ellos ven "un espectro más amplio del comportamiento humano", ya que "a menudo observamos que la gente pasa de sentirse fresca y emocionada a cansada y a veces emocional, para luego volver a sentirse más alegre poco antes de aterrizar". Y es que aunque la conexión es impresionante y puedes recorrer medio mundo en menos de un día de viaje, sí que tendrás que atenerte a las duras condiciones y emociones que se sienten a bordo de un vuelo de récord.

 

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