3 platos que se comían en la Edad Media y que hoy nos lo pensaríamos dos veces
Uno de los más habituales era la sopa de sangre

Long Visual Press

La Edad Media no fue solo una época de caballeros y castillos. También dejó tras de sí una mesa sorprendente, llena de recetas que hoy nos parecerían inaceptables, pero que en su momento eran parte esencial de la vida diaria. La creadora de contenido Aira_Noir, especializada en historia y crímenes reales, ha rescatado en un vídeo algunos de los platos más extraños de las cocinas medievales.
Uno de los más habituales era la sopa de sangre. Se elaboraba con sangre de cerdo mezclada con vinagre, especias, cereales e incluso vísceras. Su consumo era común tanto en casas campesinas como en cocinas urbanas, porque representaba la filosofía medieval de no desperdiciar nada del animal.
Igual de sorprendente resulta el pan cocido en vejiga de cerdo. Hoy la idea puede sonar repulsiva, pero en su tiempo era práctica: la vejiga lavada se utilizaba como envoltorio para hornear la masa, garantizando una cocción más uniforme y evitando que el pan se quemara.
El plato estrella de la nobleza era el pastel de lamprea, preparado con este pez de aspecto extraño junto a pan, leche y cítricos. Su importancia era tal que, en Inglaterra, la ciudad de Gloucester estaba obligada a regalar al rey un pastel de lamprea cada Navidad. Cuando en el año 1200 la ciudad dejó de cumplir por problemas económicos, la Corona respondió con una multa.
Estos ejemplos muestran cómo la cocina medieval estaba guiada por la supervivencia y el aprovechamiento total de los recursos, muy lejos de los criterios estéticos o de salud que marcan hoy nuestra alimentación. Y quién sabe: quizás dentro de unos siglos, nuestros menús cotidianos también resulten grotescos para quienes miren hacia atrás.




