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Una doctora explica los seis motivos por los que cada año tienes un poquito más de frío en el cuerpo

No es que antes helara más, es que ahora lo sentimos de otra forma

Persona mayor intentando calentarse / da-kuk

Persona mayor intentando calentarse

Ha tardado, pero el frío ya está aquí después de unos meses de intenso calor y unos últimos tiempos en los que hemos ido compaginando bajadas de temperaturas con subidas más o menos acusadas. En las últimas semanas hemos experimentado ese cambio en el que las bajas cada vez se han ido estabilizando más y las altas no han llegado a avanzar demasiado, teniendo que sacar definitivamente nuestra ropa de abrigo del armario, la cual lleva demasiado encerrada sin poder ver la luz.

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Y quizá has experimentado cómo ahora sientes aún más el frío. Es posible que pienses que después de haber aguantado tanto calor últimamente, es que no estás acostumbrado en estos primeros compases otoñales, pero realmente hay una explicación biológica que te quiere decir algo: estás cumpliendo años. Y es que conforme vamos soplando velas, la sensación térmica es más acusada, pero no tiene que ver con que antes el ambiente fuera menos helado, aunque puede que por momentos sí, pero de manera general tiene que ver con el físico.

Sabemos que hay quienes son más sensibles a las bajadas en el termómetro, sintiéndolo incluso si lleva varias capas de ropa, a los que habría que decirles que conforme pasen los años lo acusarán aún más. Y es que la edad avanzada podría ser un factor importante en la forma en la que convivimos con el frío, tal y como explicaba la doctora Elise Dallas, médica de familia en London General Practice, en Independent, donde hablaron con ella y dejó seis razones comunes por las que las personas tienden a sentir el frío con mayor intensidad a medida que envejecen.

1. Metabolismo más lento

A medida que envejecemos, el metabolismo se ralentiza "debido a la disminución de la masa muscular magra y a los cambios hormonales", además “la función tiroidea disminuye, especialmente los niveles de T3 libre, lo que reduce la tasa metabólica y la producción de calor", explicaba la experta, que también hacía hincapié en "los cambios suprarrenales", que "incluyen una reducción de la DHEA (dehidroepiandrosterona) y alteraciones en los ritmos del cortisol, lo que puede afectar el equilibrio energético y la termorregulación". En su explicación específica, añade que "la termogénesis, el proceso de producción de calor en el cuerpo, se vuelve menos eficiente. Incluye el calor metabólico basal, los escalofríos y mecanismos sin escalofríos como la activación de la grasa parda".

2. Menos músculos y grasa

Aunque tengamos una vida activa en la que hacemos deporte regularmente, lo normal es que con la edad tendamos a perder músculo y grasa, sobre todo en las avanzadas, algo que ayuda a reducir la capacidad aislante del cuerpo. Dallas conviene que "la masa muscular disminuye debido a la sarcopenia, lo que reduce la generación de calor. La grasa subcutánea también disminuye, reduciendo el aislamiento térmico", en un proceso en el que "la grasa se redistribuye desde las extremidades hacia las zonas centrales, lo que reduce el calor periférico".

3. Mala circulación

Los problemas de circulación en las personas mayores son conocidos, puesto que esta tiende a disminuir naturalmente debido a que "los vasos sanguíneos se endurecen y la vasodilatación se vuelve menos eficaz". La doctora habla sobre la circulación periférica, la cual se ralentiza, "sobre todo en las extremidades", recudiendo el aporte de calor. "La regulación autonómica del flujo sanguíneo también se debilita, lo que dificulta mantener la temperatura corporal", afirma a Independent.

4. Afecciones crónicas

Estas pueden ser algunas como el hipotiroidismo, la anemia o la diabetes, las cuales pueden provocar un aumento de la sensibilidad al frío en los adultos mayores porque afectan a la capacidad corporal para generar y hacer circular el calor. En concreto, dice que el hipotiroidismo consigue que disminuya "la producción de calor metabólico", mientras que la anemia baja "el suministro de oxígeno a los tejidos, reduciendo la energía celular y el calor". En cuanto a la diabetes, explica que "puede causar neuropatía periférica y daño vascular, afectando la sensación de calor y la circulación". Apostilla también que "la insuficiencia cardíaca reduce el gasto cardíaco, lo que limita el flujo sanguíneo a la piel y las extremidades, y el fenómeno de Raynaud provoca una vasoconstricción exagerada en respuesta al frío".

5. Efectos secundarios de los medicamentos

Con la edad y los cambios que se producen en nuestro cuerpo, es normal que se tomen diferentes medicamentos, los cuales suelen ir de la mano de efectos secundarios más o menos acusados. "Los diuréticos, incluidos los tiazídicos (por ejemplo, bendroflumetiazida), los de asa (por ejemplo, furosemida) y los ahorradores de potasio (por ejemplo, espironolactona), pueden causar deshidratación y desequilibrio electrolítico, lo que afecta la termorregulación", decía la médica de familia, quien también habló sobre uno de los más usados en la actualidad.

"Los antidepresivos como los ISRS (por ejemplo, sertralina, fluoxetina) y los tricíclicos (por ejemplo, amitriptilina) pueden afectar el control de la temperatura hipotalámica y causar vasoconstricción", sin olvidar "los vasodilatadores como los bloqueadores de los canales de calcio (por ejemplo, amlodipino), los alfabloqueantes (por ejemplo, doxazosina) pueden afectar el tono vascular y la retención de calor, y los betabloqueantes (por ejemplo, bisoprolol) reducen el gasto cardíaco y la circulación periférica".

6. Factores adicionales

Pero estos no son los únicos aspectos a tener en cuenta que tienen que ver con la edad, sino que hay otros, tal y como apunta la experta. Señala que "una piel más delgada, una función reducida de las glándulas sudoríparas, una menor actividad física y una respuesta hipotalámica deficiente reducen la capacidad del cuerpo para detectar el frío y responder a él", así como la tendencia a comer y movernos menos cuando nos hacemos mayores, puesto que "una menor ingesta de calorías y una menor actividad de la grasa parda también contribuyen".

Cómo combatir el frío con la edad

Obviamente, la exposición a bajas temperaturas pueden provocar problemas de salud, más si cabe en los más mayores, que tienden a tener menos defensas en sus cuerpos cansados, apuntando la doctora Dallas que "puede producirse hipotermia, incluso en interiores, y el estrés por frío aumenta el riesgo cardiovascular, empeora la artritis y puede afectar la cognición y la movilidad, incrementando el riesgo de caídas", llegando a puntos tan graves en casos extremos como es el de la congelación. De esta forma, nos da una serie de recomendaciones para protegernos en la vejez.

"Utilicen capas térmicas, incluyendo gorros, guantes y calcetines. Además, mantengan la temperatura interior al menos a 20°C, utilicen mantas eléctricas o bolsas de agua caliente de forma segura y comprueben que no haya corrientes de aire y aíslen puertas y ventanas", teniendo también que ingerir "comidas calientes con regularidad", así como mantenerse correctamente hidratado e intentar tener una vida activa en casa "para estimular la circulación".

 

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