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Se sumergen a las profundidades oceánicas cerca de la isla militar prohibida y topan con una criatura extraña

Un descubrimiento importante que revela grandes incógnitas

Profundidades del mar / MaFelipe

Profundidades del mar

Nuestro planeta sigue dejándonos estampas increíbles que nos demuestran la cantidad de cosas que desconocemos de él, como su flora y fauna, sobre todo en los mares y océanos, de los que conocemos un porcentaje bastante más pequeño de lo que podríamos pensar. Esto lo podemos ver con un caso recientemente conocido, puesto que, durante una expedición a bordo del buque de investigación Nautilus en 2023, en las profundidades del Océano Pacífico Central, a casi 2.400 metros bajo la superficie, se descubrió una nueva especie de lapa de aguas profundas aferrada a un tronco hundido.

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Se utilizaba un vehículo operado remotamente cuando avistaron un fragmento de madera sumergida cerca del atolón Johnston, una de las bases militares de Estados Unidos, en el que había una gran población de extrañas lapas ovaladas, pálidas y de concha gruesa, con un perfil arqueado característico. Paula Rodríguez-Flores, investigadora postdoctoral del Departamento de Biología Organísmica y Evolutiva (OEB) de Harvard, quien se encontraba a bordo del Nautilus, no tardó en darse cuenta de que estaban ante una nueva especie, escriben en un comunicado de prensa en el que hablan del descubrimiento. Esto dio paso a un estudio publicado en Molluscan Research, donde investigadores del OEB y del Museo de Zoología Comparada de Harvard (MCZ) describen a la bautizada como Pectinodonta nautilus en honor al buque de exploración en el que la descubrieron.

El equipo liderado por Gonzalo Giribet, profesor del OEB y director del MCZ, y Rodríguez-Flores utilizó técnicas moleculares y de imagen de vanguardia para examinar los 79 ejemplares recolectados, determinando que pertenecen a la familia de moluscos Pectinodontidae. "Los depósitos de madera son ecosistemas efímeros en las profundidades oceánicas, y sin embargo albergan una fauna extraordinariamente especializada. A diferencia de los ecosistemas bien estudiados que se desarrollan alrededor de las chimeneas hidrotermales y las emanaciones de metano, los depósitos de madera siguen siendo esquivos y menos estudiados en su entorno natural", afirmaba Rodríguez-Flores.

Según explican, usaron tomografía computarizada de alta resolución (micro-CT) y modelado 3D para visualizar la anatomía de la lapa sin necesidad de disección de un espécimen que mide más de tres centímetros de largo con conchas blanquecinas robustas, fuertemente arqueadas y extrañamente lisas, con características diferenciadoras de otros ejemplares como una tenue escultura radial cerca de la superficie dorsal posterior junto con gruesas líneas de crecimiento concéntricas. Además, en el interior de su boca tienen dientes radulares de tamaño considerable, con una forma de V invertida de alrededor de 17 cúspides, que sirven como herramientas raspadoras quitinosas.

Gracias a la secuenciación de ADN y el análisis del genoma mitocondrial revelaron que tiene un linaje distinto dentro de Pectinodonta, mientras que las analíticas filogenéticos determinaron que está relacionada con especies de Nueva Zelanda y el Pacífico occidental. Según Gonzalo Giribet, estos hallazgos "sugieren que este linaje de madera caída puede estar mucho más extendido por todo el Pacífico de lo que se reconocía anteriormente", aunque el árbol evolutivo más profundo sigue siendo impreciso y requiere de mucho más estudio e investigación.

Conclusiones del descubrimiento

Los investigadores aseguran que se necesitan obtener genomas completos antes de poder reescribir con certeza la historia familiar, poniendo de manifiesto "lo poco que se sabe sobre la vida en las profundidades marinas", como dijo Rodríguez-Flores, quien arrojó datos como que "menos del siete por ciento de las especies marinas descritas provienen de profundidades superiores a los 1.000 metros, lo que deja vastas extensiones de biodiversidad oceánica sin explorar. Cada inmersión profunda revela que el océano aún guarda innumerables sorpresas. Apenas estamos comenzando a comprender la biodiversidad oculta que vive en el fondo marino".

Igualmente, creen que el hallazgo del Pectinodonta nautilus es un gran paso en ese propósito de conocimiento y afirman que es una muestra de la difícil compresión sobre cómo persiste la vida en uno de los hábitats más inhóspitos de la Tierra, por lo que intentarán seguir rastreando aguas profundas cerca del atolón Johnston, donde se encontró esta y otras nuevas especies de crustáceos y corales, como una langosta enana que era totalmente desconocida y que el equipo de Nautilus bautizó como Munidopsis giribeti en honor al profesor Gonzalo Giribet y su dedicación a los invertebrados, explican en el comunicado de prensa.

 

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