Una trabajadora temporal se lesiona en su primer día, pero la justicia tarda 8 años en llegar: "Mira dónde pisas"
Después de mucho tiempo, ha habido una resolución

Mujer escayolada / Nanci Santos

El caso en el que se vio envuelta Madeleine Toussaint es una historia de lucha y desgracias a la misma vez, puesto que lo que se concibió en un principio como una buena noticia, se tornó en un auténtico calvario que ha durado más de ocho años. Como relatan desde Le Courrier de l'Ouest France, todo empezaba el 22 de junio de 2017, cuando la mujer se aventuraba a su primer día de trabajo en SPBI Jeanneau Beneteau, empresa especializada en la construcción de embarcaciones de recreo en su fábrica ubicada en el polígono industrial Zac de l'Ecuyère de Cholet (Francia).
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En aquel momento, la nómina de empleados era de 244, incluyendo 36 temporales, como era Madeleine. Llegó a las 8 de la mañana, le explicaron lo que tenía que hacer y media hora después estaba armada con una pistola de silicona para sellar juntas en la embarcación, sin más mediación a pesar de que era la primera vez que se subía a un velero. Su supervisor vio que lo hacía bien, así que la dejó sola, aunque un compañero le advirtió que tuviera cuidado y le dijo "mira dónde pisas", unas palabras que jamás se le olvidarán visto lo que ocurrió después. Y es que, a última hora de la mañana, se dispuso a recargar la pistola, pero en su trayecto se precipitó todo.
Oyó un crujido bajo sus pies y cayó. "Mi pierna izquierda atravesó el agujero. Duró una eternidad. Pensé que iba a morir. Tenía más de 60 años", decía Toussaint, que sufrió una doble fractura de tibia y peroné y tuvo que ser rescatada de los escombros por el cuerpo de bomberos. Pero el susto no quedó ahí, sino que el accidente tuvo consecuencias para ella, que desde entonces no puede caminar sin su muleta y le ha sido reconocida una discapacidad móvil por las secuelas de su lesión. "Ya no canta ni baila, y acaba de encontrar un trabajo en una panadería", destacaba su abogado, Bertrand Salquain, porque se tomaron acciones legales, aunque no han sido nada fáciles.
Ocho años de lucha
Tras el accidente, esperó durante largo tiempo un acuerdo entre la agencia de trabajo temporal que la contrató y la empresa, pero no fructificó en ningún momento. Tanto es así que el caso estuvo a punto de prescribir, pero justo antes presentó una denuncia por lesiones involuntarias en junio de 2023, a través de la cual la fiscalía de Angers abrió una investigación, puesto que vieron que no se había realizado antes porque no se notificó a la inspección de trabajo, es más, la empresa de construcción ni tan siquiera había registrado el accidente de Madeleine, escriben en el medio antes mencionado.
De esta forma, no se ha dado explicación sobre la causa del accidente, es más, el actual director de la empresa dice que no tiene una respuesta para dar, aunque asegura que se han llevado a cabo mejoras en materia de seguridad desde entonces. Sin embargo, el fiscal Eric Bouillard defendió que "un accidente nunca ocurre por casualidad", continuando el procedimiento que, para alegría de Madeleine tuvo su resolución el pasado 19 de diciembre en Angers. SPBI Jeanneau Beneteau fue declarada culpable de lesiones involuntarias, formación inadecuada y violaciones de seguridad.
Nathalie Hermouet, abogada de la empresa, había argumentado que lo sucedido se trataba de "una serie de acontecimientos absolutamente desafortunados", por lo que solicitó la absolución, pero esto no convenció al tribunal y determinó la responsabilidad de la compañía, que terminaría siendo multada con 50.000 euros, así como se le condenó a suspender la actividad y a exhibir la decisión en la entrada de su sede en Cholet durante un mes. Escriben en Le Courrier de l'Ouest France que Madeleine Toussaint está aliviada porque se ha hecho justicia, pero que aún tiene que esperar para recibir la indemnización por lo sucedido aquel día que le cambió la vida para siempre.




