Ciencia y tecnología

Adacen prueba en Navarra un exoesqueleto que puede cambiar la vida de personas con daño cerebral: "Ya tengo otra mano"

El artilugio está indicado para personas con hemiparesia -debilidad parcial- en los brazos

Un exoesqueleto de uso industrial adaptado para personas que han perdido casi toda la fuerza de sus extremidades superiores. Una debilidad parcial que se conoce como hemiparesia. Personas que prácticamente no sienten uno de sus brazos, como en el caso de Julia Ngui Bisobe, una mujer de 54 años que sufrió un ictus hace dos años. "Era como recuperar la sensación de que tengo otro brazo", señala Julia. Por el momento es un proyecto que se encuentra en su primera fase, pero resulta esperanzador en sus resultados. Así lo han comunicado en la sede de Adacen, la Asociación de Daño Cerebral de Navarra, con sede en Mutilva. En una de las salas de rehabilitación, Julia Ngui se ayuda de este exoesqueleto, una estructura relativamente sencilla, mecánica, de dos kilos de peso, ajustada por la cintura y los hombros y que le permite ayudar a la movilidad de su mano y brazo izquierdos, una extremidad que en origen mantenía algo de fuerza. "Su impacto puede ser enorme", señala Andrés Ilundain, desde ADACEN.

Andrés Ilundain, ADACEN, sobre el exoesqueleto: "Su impacto puede ser enorme"

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Lo que realmente hace este exoesqueleto es ayudarle a ejercer la fuerza de su brazo izquierdo y eso genera un estímulo en el cerebro, que es el órgano que realmente sufre el daño por el ictus, no su brazo. Lo explica Amaia Aguas, la fisioterapeuta de Julia: "No solo ayuda a nivel motor sino que ayuda a nivel sensitivo; aumenta esa percepción sobre dónde tengo colocado mi brazo, que es algo que después de un ictus es una de las secuelas habituales. Entonces, al notar más el brazo y saber donde lo tengo colocado y percibirlo mejor, la información que llega a nivel cerebral también es mayor y esa orden motora que luego puedes enviar al músculo para moverlo es mayor. Y cuanto más muevo el brazo más lo siento, y cuanto más lo siento, más lo muevo. Es rehabilitación a nivel cerebral, yo no estoy rehabilitando la mano; tengo que llegar a esa parte del cerebro que controla a nivel sensitivo y a nivel motor la mano".

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Una usuaria: "Tengo otro brazo"

Tras utilizar el exoesqueleto en una demostración para la prensa, Julia Ngui Bisobe ha comentado a los periodistas que "me han puesto el aparato y mi cabeza directamente me ha dado información de que tengo otro brazo, porque yo ya no sentía este brazo".

"Este es un buen invento para la rehabilitación de esta enfermedad, porque a raíz de esto empecé a decir ya tengo otra mano'', ha afirmado.

Julia Nguio, sufrió un ictus hace dos años, prueba el exoesqueleto: "Me ha dado información de que tengo otro brazo, yo ya no sentía este brazo"

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Amaia Aguas, rehabilitadora de Adacen, ha explicado que el exoesqueleto "es de fácil colocación, no requiere de motores ni de carga" y "asiste de manera sencilla y rápida a dos de los movimientos que más utilizamos a la hora de realizar rehabilitación del miembro superior".

El proyecto está "en una fase muy inicial" y "a partir de enero comenzaremos a trabajar de una manera más intensiva, con objetivos de trabajo ya más individualizados y concretos y veremos qué recorrido puede tener", ha dicho.

Andrés Ilundáin, director de Adacen, se ha mostrado muy ilusionado con este proyecto, “sobre todo por la alegría que hemos encontrado en las personas usuarias que participan en él. Nos dicen que han recuperado un brazo que ya no tenían, que habían olvidado, y que eso es muy satisfactorio. Independientemente de que pueda o no trasladarse finalmente a los hogares, sí que sabemos ya que ofrece muchos beneficios en la rehabilitación

Un posible remedio para algunas de las secuelas de un ictus

La hemiparesia (inmovilidad del brazo y la mano) es una de las secuelas más predominantes del daño cerebral adquirido, sobre todo por un ictus (hasta el 45 % de las personas que lo sufren).

Se trata de la pérdida de la movilidad por debilidad muscular en uno de los lados del cuerpo. Puede producir dificultad para caminar, pérdida del equilibrio y la coordinación, fatiga muscular y dificultad para sujetar objetos, han informado en conferencia de prensa responsables de la asociación navarra de daño cerebral Adacen, impulsora de este proyecto.

La rehabilitadora Amaia Aguas (d) ayuda Julia Ngui Bisobe para utilizar un exoesqueleto de uso industrial este martes en la asociación navarra de daño cerebral Adacen

La rehabilitadora Amaia Aguas (d) ayuda Julia Ngui Bisobe para utilizar un exoesqueleto de uso industrial este martes en la asociación navarra de daño cerebral Adacen / Iñaki Porto

La inmovilidad del brazo-mano es lo más incapacitante. Algunas personas conservan un poco de movilidad, pero, al no ser funcional, dejan de usar ese brazo y pierden su capacidad neurológica y motora.

Para ayudar a estos pacientes, el proyecto "Autonomía al Cuadrado" ha adaptado un exoesqueleto creado para uso industrial al ámbito de la salud con el fin de que sirva de apoyo a la rehabilitación de las personas con hemiparesia.

Un dispositivo ligero y económico

Los exoesqueletos o "exos" provienen en origen del mercado médico y se usan, en su versión motorizada (activa) para paliar amputaciones y deficiencias psicomotrices. Desde hace unos años, un tipo de exos más sencillos y sin motorización (pasivos) se están introduciendo en el mercado industrial para ayudar a evitar los trastornos musculoesqueléticos y ayudar a los operarios en tareas ergonómicamente perjudiciales.

De este tipo es el exoesqueleto cedido por Iruña Tecnologías de Automatización, que favorece la movilidad del hombro y es utilizado en la industria para puestos que exigen mantener peso en alto. Es muy ligero (1,9 kilos), ergonómico y con potencial disruptivo en rehabilitación.

Otra de sus grandes ventajas es el precio, ya que los exoesqueletos médicos pueden costar unos 100.000 euros, mientras que un dispositivo de este tipo cuesta solo entre 4.000 y 5.000 euros.

A través de este proyecto, se pretende detectar y realizar las mejoras necesarias para adaptarlo a la rehabilitación y, si finalmente se confirma su utilidad, a la vida diaria de personas con esta dolencia.

César Gonzalvo, Grupo Iruña: "El primer día de pruebas del exoesqueleto en Adacen se nos saltaban las lágrimas"

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Su impacto puede ser enorme puesto que podría posibilitarles la realización de muchas acciones que ahora no pueden ejecutar de forma autónoma, como comer o asearse. Esto tendría grandes beneficios también para las familias.

También produce importantes efectos a nivel cognitivo y emocional puesto que recuperan la conciencia de una parte del cuerpo que ya no percibían.

Fisioterapeutas de Adacen propondrán las mejoras, siempre basadas en las sensaciones y necesidades de las treinta personas usuarias que participan en el estudio y en Iruña Tecnologías realizarán las adaptaciones del exoesqueleto para adecuarlo a estas demandas.

 
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