Semilla y Belarra Navarra reflexiona sobre la evolución tecnológica en la agricultura

Pamplona

La Asociación de Personas Agricultoras y Ganaderas Semilla y Belarra Navarra ha expuesto durante la mañana del día de su patrón, San Isidro Labrador, la evolución que el sector primario ha experimentado en su maquinaria, agraria para reflexionar sobre las consecuencias que esta tiene sobre el trabajo, las exigencias y los beneficios en quienes trabajan la tierra. Bajo el nombre de 'La tecnología al servicio del consumidor', sus integrantes cuentan en SER Navarra cómo la innovación se traduce en mejoras para los consumidores, que pagan menos, o las grandes empresas alimentarias, que ganan más, en detrimento de las condiciones del sector.

Para ello, en la calle Eladio Cilveti, en la parte trasera del Navarra Arena en Pamplona, han preparado una exposición en la que muestran maquinaria, desde sembradoras de maíz y pulverizadores de viña que se utilizaban hace 100 años, hasta tractores con herramientas de última tecnología, pasando por vehículos agrícolas de 60 años de antigüedad.

"Se trata de explicar el porqué de esta evolución en la maquinaria que la gente entienda de qué manera vamos aplicando las nuevas tecnologías en el sector primario", ha explicado el cooperador de Semilla y Belarra, Juan Carlos Larraya.

Las inversiones en tecnología aplicada al campo son imperativas hoy en día porque el sector agrícola cada vez necesita producir más cantidad. De otro modo, el trabajo no sería rentable, según ha explicado el vicepresidente de la asociación, Pedro Urdizola: "Para ser rentable requieres de mucha más superficie que antes, porque los márgenes se siguen reduciendo. Yo no he conocido otra cosa en toda mi vida. Además, los gastos en abonados o herbicidas van subiendo y los impuestos también. En cuanto a los ingresos sí hemos mejorado en producción un poco, pero no lo suficiente porque los gastos aumentan a una velocidad que es complicado de seguir", ha lamentado.

Los avances tecnológicos vienen además unidos al cumplimiento de requisitos sanitarios y medioambientales, ha recordado Larraya: "Tenemos una serie de exigencias que nos vienen impuestas y con las que estamos muy de acuerdo. Debemos ser exquisitos y respetuosos tanto con el medio ambiente como con la seguridad alimentaria, porque cuando hablamos de trabajar bien en el campo estamos hablando de salud, y lo queremos hacer bien". Desde la asociación lamentan sin embargo que dichas exigencias no son requeridas del mismo modo a los productos agroalimentarios importados desde el extranjero, lo cual establece una competencia desleal que "hace que bajemos los precios y tengamos que multiplicar nuestra producción con grandes inversiones tanto en maquinaria como en arrendamientos para poder subsistir", han explicado.