Cerca de 22 hectáreas quemadas del monte en Legarda en 2022 ya están repobladas
El proyecto de recuperación, denominado 'Bosque CPEN' es pionero en España en materia de reforestación

Bomberos de Bizkaia participan en los trabajos para extinguir el fuego en las cercanías de la localidad de Ujué (Navarra). / Villar Lopez (EFE)

Unas 22 hectáreas del monte de Legarda quemadas en los graves incendios registrados en la zona en 2022 han sido ya repobladas con pinos y cedros gracias al proyecto denominado 'Bosque CPEN', pionero en España en materia de reforestación.
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Las noticias de Navarra a las 14:05
Dos años después de que un devastador incendio arrasara más de 6.000 hectáreas en municipios como Legarda, Puente la Reina, Obanos, Artazu y Guirguillano, un ambicioso proyecto de reforestación está transformando una de las zonas más afectadas. Impulsado por la Corporación Pública Empresarial de Navarra (CPEN) en colaboración con diversas empresas privadas, esta iniciativa busca establecer un nuevo modelo de gestión forestal centrado en la creación de bosques que puedan soportar mejor los desafíos del cambio climático.
El 18 de junio de 2022 el incendio dejó un paisaje desolador y un profundo impacto en el ecosistema. Ahora, en el mismo lugar donde las llamas consumieron miles de hectáreas, se está gestando un futuro más verde y adaptable, con la esperanza de evitar futuras tragedias de similar envergadura.
Carlos Astrain, director del Área de Bosques y Agrodiversidad de Orekan, la empresa pública de gestión ambiental, explicó en una comparecencia ante los medios la filosofía detrás de este proyecto. "En esta ocasión, la actuación va dirigida a conseguir unos bosques más resilientes de cara a la adaptación al cambio climático", afirmó Astrain. Esta resiliencia se busca a través de la selección de especies arbóreas con mayor capacidad para soportar las condiciones climáticas futuras.
Para ello, se han elegido estratégicamente ejemplares de cedro del Atlas y pino laricio. Astrain señaló que con estas especies, el objetivo es "probar si son más resistentes ante los modelos de sequedad que parece que nos vienen de ahora en adelante".
Antes de la plantación, el Ayuntamiento de Legarda llevó a cabo una exhaustiva labor de limpieza en las 22 hectáreas afectadas, eliminando toda la madera quemada y los restos orgánicos que el incendio había dejado, preparando así el terreno para el nuevo ciclo de vida. Posteriormente, se realizó un desbroce con maquinaria y se preparó el suelo con la creación de 35.500 hoyas, cada una destinada a albergar un nuevo plantón. De estos, 22.500 son pinos laricios y 13.000 cedros, configurando así un futuro bosque diverso y robusto.
La naturaleza parece estar colaborando activamente en este esfuerzo de reforestación. Astrain comentó que "la primavera está siendo excepcional para el desarrollo de estos arbolillos, están creciendo muy bien", lo que hace prever que "van a sobrevivir casi todos". Además de la excelente progresión de los plantones, las condiciones climáticas favorables han propiciado el crecimiento de la vegetación natural circundante, lo que, a su vez, contribuye a proteger el terreno de la erosión y a crear un entorno más propicio para los jóvenes árboles.
Sin embargo, el trabajo no termina con la plantación. Astrain enfatizó la importancia del seguimiento y cuidado continuo: "Ahora hay que cuidar los primeros años que esta vegetación no muera y reponer en los casos en que vaya fallando". El objetivo a largo plazo de este proyecto es ambicioso y transformador. En un horizonte de 30 años, se espera que estas 22 hectáreas se conviertan en "un bosque amplio, grande, que haya hecho su efecto sumidero", capturando aproximadamente 30.816 toneladas de carbono. Esta cifra es equivalente a las emisiones anuales de 25.000 vehículos a motor, lo que subraya el impacto ambiental positivo y significativo de la iniciativa.
Francisco Fernández, director general de la CPEN, destacó la naturaleza innovadora de este proyecto, calificándolo como un ejemplo de "innovación social". Según Fernández, la iniciativa cumple con cuatro características fundamentales: "existe una problemática que no se estaba resolviendo, se aporta una solución innovadora y sostenible en el tiempo, es medible y replicable, y es un marco nuevo de colaboración entre agentes". Esta visión integral no solo aborda la reforestación, sino que también establece un precedente para futuras intervenciones similares.
Fernando Larumbe, concejal del municipio, expresó su gratitud por el apoyo institucional y empresarial, reconociendo el significado profundo del proyecto para su comunidad. "Para un municipio pequeño como Legarda, este bosque es mucho más que árboles. Es una oportunidad de regeneración, de orgullo colectivo y de futuro", afirmó Larumbe, resaltando el valor social y emocional que esta iniciativa tiene para los habitantes.
El proyecto cuenta con el respaldo de empresas comprometidas que no solo contribuyen a la regeneración forestal, sino que también compensan su propia huella de carbono. Entre ellas se encuentran Caja Rural de Navarra, Servicios Ecológicos de Navarra, Rodona, Audenasa, Arantza Hotela y el Festival Punto de Vista. Esta colaboración entre el sector público y el privado es un testimonio del poder de la acción conjunta para abordar desafíos ambientales de gran magnitud.




