Mikel Lorda presenta el atlas definitivo de la flora navarra tras 40 años de trabajo
El botánico navarro publica el libro que recoge todas las plantas vasculares conocidas del territorio y reivindica la riqueza natural de la Comunidad

Mikel Lorda, autor del 'Atlas de la flora vascular de Navarra'
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Pamplona
Mikel Lorda ha dedicado cuatro décadas a recorrer Navarra y otros territorios para culminar un proyecto que define como “el trabajo de toda una vida”. El resultado es un atlas de 1.400 páginas que recopila la flora vascular conocida en la comunidad hasta la primavera de este año. “Es una síntesis de todos los datos que se tienen, fruto de años de salir al campo, recolectar, fotografiar y dibujar”, explica el autor, que acaba de jubilarse tras una carrera docente vinculada a la botánica.
La obra incluye desde las hierbas más humildes hasta los grandes árboles que pueblan la selva de Irati. “La diversidad en cuanto a tamaños, formas y colores es enorme, y eso está reflejado en el atlas”, señala Lorda. El libro excluye hongos, algas, líquenes y musgos, que pertenecen a otros grupos, y se centra en las plantas vasculares: helechos y especies con flor.
El trabajo de campo ha sido esencial. “Son muchos kilómetros, muchas botas desgastadas”, admite. Aunque Navarra es pequeña, el estudio ha requerido desplazamientos a otras zonas para comparar especies y comprender mejor su distribución. “Incluso las vacaciones se enfocaban en cierta medida al tema botánico”, confiesa. La obsesión por observar y comparar ha llevado al autor a explorar rincones singulares de Navarra en el Pirineo, la Depresión del Ebro o los humedales del norte, espacios que considera claves por su riqueza y fragilidad.
Espacios naturales en riesgo
Lorda recuerda que hubo tiempos en los que se intentó desecar enclaves como la laguna de Pitillas, hoy reconocidos por su valor ambiental. “Estos ambientes húmedos han sido maltratados porque se pensaba que eran lugares poco adecuados para cultivar”, explica. Ahora se sabe que son esenciales para conservar especies únicas y para reconstruir la historia geológica y botánica del territorio.
El atlas también recoge datos sobre plantas desaparecidas. “Hay especies citadas en el siglo XVIII que no hemos vuelto a encontrar, incluso tras prospecciones exhaustivas”, lamenta. Algunas se extinguieron y otras reaparecieron para desaparecer de nuevo. Frente a esas pérdidas, el botánico destaca la existencia de endemismos: “Navarra tiene dos especies reconocidas a nivel taxonómico que son exclusivas, una en Tierra Estella y otra en la sierra de Urbasa y Andía”.
Joyas de la flora navarra
Entre las plantas que más le han impresionado cita la Ramonda myconi, conocida como oreja de oso, que vive en el Pirineo y alcanza Navarra en la localidad de Burgui. “Es muy particular, con una morfología llamativa y una historia interesante”, comenta. También menciona los lirios silvestres, “con flores espectaculares que suelen aparecer en entornos bien conservados”, y otras especies diminutas como las lentejas de agua, que flotan sobre ríos y reaparecen cada verano tras las riadas.
El trabajo no se limita a la observación. Lorda ha ilustrado el atlas con dibujos y fotografías que aportan un carácter más humano a la obra. “Sin ellos habría sido un libro muy arduo, con mucho texto y mapas”, reconoce. Las claves de identificación y la iconografía completan un volumen que ya está agotado en su primera edición, prueba del interés que despierta entre naturalistas y amantes de la flora.
El botánico subraya la importancia de los herbarios como testigos del conocimiento científico. “Permiten verificar lo que decimos y corregirlo si es necesario”, afirma. En su casa conserva un herbario completo nutrido por décadas de recolecciones. “Es la garantía de que lo que aparece en el atlas tiene una base real”, concluye.
La obra, densa y rigurosa, no está pensada para todos los públicos, pero sí para quienes quieran adentrarse en la riqueza vegetal de Navarra. “Hay mucho para curiosear”, asegura Lorda, que agradece el interés por un trabajo que resume cuarenta años de pasión por la botánica.




