Volverse loco con Sharon Jones
Jones se presentó en Madrid con un vestido de lentejuelas rosas y flecos blancos, el pelo con trenzas y la voz rota y potente de una señora que conoció el éxito cuando había dejado de buscarlo. Ayer entró en la ciudad como un analgésico, como un bofetón de felicidad incontenible. Nadie se pudo resistir. Desde la primera canción hasta la última, de un show de dos horas de duración, la cantante estadounidense demostró que su repertorio bien podría construirse a base de versiones de clásicos del soul, pero las canciones son suyas y son actuales.
La cantante demostró desde el primer minuto que lo suyo es el espectáculo. Durante el concierto sacó a bailar al escenario a un público enloquecido y feliz. Rodeada de blanquitos que le coreaban el “Oe,oe,oe” tradicional, Sharon se sentía cómoda, como en casa, aunque los culos blancos no lleguen a las mismas revoluciones que el suyo. Con una banda con dos percusiones, tres vientos, dos coristas y tres chicos de cuerdas, Sharon se exhibió otorgando gran protagonismo de su último trabajo,'I Learned the Hard Way', un disco que bien merece un monumento, un placa que rece “Aquí cantó Sharon Jones”.
Una noche sudorosa, bailonga, de botes y cantos, de muchas palmas y aplausos. Si para el final todavía quedaba algún oído receloso de su estilo, debió rendirse con el espectacular “100 days & 100 nights” que fue cerrando una de las noches más espectaculares del año.