Libros para leer con una sola mano

En el Club de lectura debatimos sobre el momento que vive la literatura erótica. Lejos del auge que tuvo en las últimas décadas del siglo pasado, esta literatura parece haberse convertido en un género menor. Para contradecir lo escrito, hablamos de un libro de relatos de once autores hispanoamericanos contemporáneos: "Feliz cumpleaños...erótico" (Tusquets editores)

Participaron en la tertulia los habituales del Club de lectura, Óscar López y Manu Berástegui, y tres de los autores del libro editado por Tusquets: Eduardo Mendicutti, Elena Medel y Antonio Orejudo.

El texto de Elena Medel, el primero de la recopilación se titula Junto a la piscina y cuenta la sutil relación que surge entre dos mujeres que acuden al cumpleaños del hijo de una de ellas. Elena reconoce esa sutileza en su relato y apuesta por un erotismo de "lo pensado" o "lo sentido" más que de "lo tocado".

Mendicutti recrea en Míralo en Google la historia de dos amigos que descubren juntos la sexualidad, y lo hacen junto a un sacerdote que ejerce como profesor de ambos y que es aficionado a la copla. En este cuento, el escritor sanluqueño hace un recorrido por algunas parafilias ("aficiones sexuales"): la urofilia (también conocida como lluvia dorada), la clactomanía (o afición a realizar el sexo destrozando la ropa del compañero o compañera), la amomaxia (que es la filia que padecen -o disfrutan- aquellos que solo gozan del sexo cuando lo realizan dentro de un coche)... En definitiva, "míralo en google"...

El relato de Orejudo se titula Cold y narra el encuentro en un prostíbulo de tres amigos que celebran su 50 cumpleaños. Es, eso sí, un prostíbulo muy especial: se puede hacer de todo mientras que no toques al otro. El autor de Un momento de descanso coincide con sus contertulios en que en la narración erótica hay que encontrar el punto justo (la palabra, en este caso) entre lo evidente y lo metafórico. Mendicutti cree, por su parte que la cuestión no es pasarse de la raya en lo que se expresa, sino en cómo pasarse.

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Los integrantes de la mesa estuvieron de acuerdo en que no es el mejor momento de la literatura erótica en nuestro país. Los años gloriosos de La sonrisa vertical fueron los que sucedieron al franquismo, a la represión. El morbo nos inundó y el sexo (en los libros y fuera de ellos) se convirtió en un producto de consumo masivo. Con el tiempo ese morbo se fue perdiendo y el género está intentando encontrar su punto de equilibrio.

Sobre el momento creativo, los tres autores y los dos contertulios difieren. Mendicutti reconoce que se excita escribiendo estos textos, Manu Berástegui coincide con él y cuenta su propia experiencia con la traducción de una obra de teatro titulada Pajas. Elena Medel regresa al tema de la sutileza y reconoce que "si hay contacto, la creación pierde su fuerza". Por último, Orejudo se toma la escritura de una forma tan profesional que considera que los sentimientos y las pasiones de quien la ejerce terminan por quedar fuera.

Les pedimos a los tres recomendaciones de textos eróticos, y estas son sus apuestas: para Antonio Orejudo, El amante de Lady Chatterley, de D.H. Lawrence; para Elena Medel, los Diarios de Joe Orton; y para Eduardo Mendicutti, Querelle de Brest, de Jean Genet.