Tres miradas sobre la economía
En las jornadas de primavera que el Cercle d´Economía organiza anualmente en Sitges, tres estrellas en la jornada matinal de ayer: Mariano Rajoy, Joseph Stiglitz, Nobel de Economía, y Miguel Ángel Fernández Ordoñez, gobernador del Banco de España.
¿Balance de la intervención de Rajoy?
Decepción. Tanto es así que quise confirmarla consultando a alguno de los asistentes. La síntesis de lo que me dijeron vino a confirmar mi punto de vista: que el de Rajoy había sido un discurso notable, en cuanto a la forma, pero vacío de contenido por dos motivos: uno, porque no es ninguna novedad escucharle decir que mientras la economía española se derrumbaba el actual gobierno negaba los hechos y seguía en su ensoñación, y dos, porque aunque habló de las muchísimas medidas que el PP iba a tomar al llegar al poder no terminó de concretar cómo articulará el PP lo que definió como "plan coherente y entendible desde el momento de la sesión de investidura, para afrontar reformas que contribuyan al relanzamiento de la economía y a la creación de puestos de trabajo".
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¿Cargó contra el gobierno socialista?
En ese aspecto fue concreto. Liderazgo es tener prioridades y manejar tiempos dando confianza y credibilidad al ciudadano, cosas de las que carece el gobierno socialista y es imposible recupere de aquí a las elecciones, que aunque no lo dijese se desprende que el PP tratará de que se adelanten, según se desprende de la frase de Rajoy "la interinidad es un elemento que crea desconfianza". Credibilidad y confianza fueron las palabras que más repitió a lo largo de su conferencia.
¿Algo más que te llamase la atención?
Que afirmase ser hombre de consenso. Soy un incondicional de consensos, dijo textualmente. Y que se mostrase rotundo al afirmar que cuando el PP llegue al poder habrá unas cuentas públicas transparentes que disiparán dudas y darán credibilidad a la gestión de autonomías y municipios gobernados por el PP.
Segunda estrella de la sesión matinal en Sitges: Joseph Stiglitz, Nobel de Economía.
Le entrevisté hace cinco años y me dijo: "Cuando alguien tira bombas desde los diez mil metros de altitud lo hace a través de un ordenador. No ve a la gente que sufre el bombardeo. El que lanza las bombas está totalmente desconectado del horror y del dolor que sus bombas provocan. Es como si jugara a marcianitos. En gran medida, muy a menudo, los economistas solo ven a la gente a través de las estadísticas: esto es lo que va a pasar con la tasa de desempleo, esto con la inflación... No piensan en la gente que al aplicarse una serie de medidas se quedará sin trabajo, ni en lo que le pasará a sus familias, ni en lo que ocurrirá con escuelas y hospitales si se toman medidas drásticas para reducir el déficit presupuestario. Todo se reduce a cifras macroeconómicas. No se introducen valoraciones sobre el coste humano". Cinco años después de que me dijese esas palabras el Nobel ha estado contundente: ha dicho no a la austeridad después de formularse tres preguntas y ofrecer respuestas a las mismas:
¿Qué preguntas y qué respuestas?
1 ¿Dónde nos encontramos? En una fase de preocupación en la que lo sorprendente no es que la gente proteste sino que haya tardado tanto tiempo en protestar.
2 ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Previa a la crisis ya existía una economía global débil, ocultada por la burbuja que implicó que la gente consumiese por encima de sus posibilidades. Ello ha traído como consecuencia un aumento de la pobreza, unas clases medias cada vez más empobrecidas y la deuda Era una economía no sostenible que tenía que acabar desmoronándose y eso es lo que sucedió. Se nos dice que los rescates son para salvar a los países al borde de la quiebra cuando en realidad son rescates en defensa de los bancos endeudados en esos países, confirmando que los bancos centrales no son fuentes de sabiduría.
3 ¿Qué opciones tenemos? Las que se están tomando parecen erróneas. Con austeridad no habrá crecimiento suficiente como para crear empleo. La austeridad es una estrategia que nos conduce al estancamiento. Es necesaria un crecimiento con equidad, con un equilibrio entre mercados y gobiernos. Acabó su conferencia con una frase para enmarcar: "Con la política económica actual socavamos nuestras economías y el tejido de nuestra sociedad".
Tercer ponente de la mañana: Fernández Ordoñez.
A mi juicio, lo más interesante estuvo en como tiró pelotas fuera ante la pregunta de por qué el Banco de España no limitó los exceso de endeudamiento de bancos y cajas. Dijo Fernández Ordoñez que él, como columnista que era años atrás, ya denunció los bajos tipos de interés pero es injusto decir que sus antecesores no hicieran nada. Eso sí: tras decir que no le gusta mirar atrás reconoció que es evidente que aquí está la burbuja, la borrachera, y aquí estamos nosotros tratando de superar la resaca. Añadiría yo que, sin comerlo ni beberlo, hay quien la resaca la sufrirán muchos años.