El instinto paternal existe

Según ha publicado la revisa Proceedings of the National Academy of Sciences of the USA en su número de septiembre, los niveles de testosterona de los hombres descienden significativamente tras la paternidad. Esto quiere decir, que, las mujeres no son las únicas que experimentan variaciones hormonales durante el embarazo y la crianza de los hijos, y por tanto, que podemos hablar con propiedad de la existencia de un instinto paternal.

Ahora, un estudio realizado por investigadores ­biólogos y antropólogos­ de la Northwestern University norteamericana, en Illinois, amplia ese instinto a los padres. El estudio se ha realizado monitorizando la actividad hormonal de más de 600 varones filipinos de la provincia de Cebu durante un periodo de cinco años. En todos los casos, se les tomaron mediciones de testosterona a los 21 años de edad, cuando aún no habían tenido hijos. Pasado un lustro se volvió a analizar su carga hormonal y se buscaron diferencias entre los que ya habían sido padres y los que no. Una de las mayores sorpresas de la investigación ha sido la constatación de que el descenso de la hormona está íntimamente relacionado con la implicación del hombre en el cuidado de la prole. Aquellos sujetos que pasaban más de tres horas diarias con sus hijos experimentaron una reducción mayor.

Tal y como afirma Joana Bonet, "no se puede entender la conciliación si a los hombres no se les reconocen sus derechos y sus responsabilidades como padres". El testimonio de Miguel, de 30 años, lo corrobora: "He sido padre hace 22 días, y me ha cambiado todo. Todo lo que haces y lo que piensas gira en torno a la niña".

La producción de testosterona, conocida como la hormona de la masculinidad, está relacionada con una serie de comportamientos evolutivamente más propios de los mamíferos macho tales como el combate por la pareja, la protección del territorio, la caza. Y el estudio parece demostrar que, entre las facultades con que la naturaleza dota al sexo masculino, se encuentra también el cuidado de la prole. Es decir, que existe un instinto paternal tan natural como el maternal, inscrito en nuestros genes y expresado en el comportamiento de nuestras hormonas.