Ángel Gabilondo: "La política va a sobrevivir"

Ángel Gabilondo y Fernando Vallespín conversan con Juan Cruz sobre el futuro de la política. Ángel como ex ministro de Educación y Fernando como catedrático de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Madrid y uno de los más lúcidos analistas de la actualidad política. ¿Sobrevivirá la política como la conocemos hoy? ¿Está la democracia secuestrada por los poderes económicos?

Ángel Gabilondo no entiende que el oficio de político esté vinculado al grito de "sálvese quien pueda", puesto que supone olvidarse de la dimensión histórica de la política. Es decir, el político no se vincula con quien ya no está en esta sociedad, ni con quien no ha llegado todavía al mundo. Así, nuestros dirigentes dejan de ser políticos para convertirse en meros "gestores del día a día". No se sienten vinculados a los derechos adquiridos en el pasado y no se preocupan por mejorar el futuro de las próximas generaciones. Se trata, por tanto, de una imagen muy poco atractiva para el votante, convertido ahora en un ciudadano que sale a la calle no para reivindicar derechos, sino para que no se los quiten.

La corrupción ha manchado la política. En España, hay 1661 causas abiertas por corrupción política o económica y más de 300 políticos están imputados. Ese panorama no debe llevar a la peligrosa generalización que concluye que "todos los políticos son iguales." Con matices, Fernando Vallespín comparte la defensa de la política que hizo el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en el último Debate sobre el Estado de la Nación. Vallespín cree que "en España no hay una corrupción institucionalizada" y añade que "ha habido mucha tolerancia hacia conductas éticamente dudosas". Una situación que, afortunadamente, ha cambiado: "ahora, nos ha entrado un puritanismo respecto de cuestiones de ética pública que es verdaderamente admirable". Ésa es la cara buena de esta crisis, que está consiguiendo que haya un antes y un después en el enjuiciamiento de las conductas de los políticos.

Fernando Vallespín no comprende que los políticos asuman el poder como una "carga" y no como la "energía que permite hacer cosas". Olvidan que la política es "un arte, para que las cosas sean de otra manera". Esa idea es la que toca recuperar ante unos votantes que ahora ven con miedo al futuro porque es el "lugar donde se acumulan los errores". Ahora toca resolverlos y dejar el pesimismo para tiempos mejores.