Ladrones nuestros, suyos y de nadie
Comentario de la columnista de 'El País', Soledad Gallego-Díaz, en 'Hoy por Hoy' del lunes 14 de octubre de 2013
La jueza Alaya estará haciendo su trabajo bien o no. Pero, sea como sea, los sindicatos dieron la semana pasada un triste espectáculo. Ver a unos centenares de sindicalistas gritando "libertad" frente a un juzgado, en defensa de unos compañeros que han sido imputados por presunta corrupción, debió herir la memoria de muchas personas para los que esos gritos siempre han estado ligados a un patrimonio moral, a la memoria de la lucha por la libertad sindical y política. Unirlos ahora a una demostración de tolerancia con los protagonistas de un posible caso de corrupción, debería sonrojar a los dirigentes de Comisiones y UGT. Escuchar los insultos se los manifestantes no despeja la sospecha, sino que más bien la sostiene. Como alienta la sospecha que las investigaciones internas de las dos centrales sindicales, abiertas hace meses, no hayan llegado todavía a una conclusión. El periodista Gregorio Morán escribió un día sobre la facilidad con que oponemos "nuestros ladrones" a los ladrones de los demás. Y con esa sospecha nos levantamos y acostamos, hartos de que no existan mecanismos eficaces de control en todas las organizaciones que reciben dinero público, sindicatos y patronal incluidos, para poder estar seguros de que los corruptos, sean de quien sean, suyos, nuestros o de nadie acaban donde deben acabar: con las manos fuera de las arcas públicas.
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Ladrones nuestros, suyos y de nadie




