La profecía de la banda que no quiso cambiar su nombre

Puede que ‘A band called Death’ (Mark Christopher Covino y Jeff Howlett) sea uno de los mejores documentales de música que se hayan rodado. La historia de los hermanos Hackney contiene todos los elementos para filmar una excelente película. Hay humor, el de los propios hermanos, personas profundamente entrañables. Hay drama, muerte, alcoholismo. También hay rechazo al grupo: por su nombre, por ser negros tocando una ruidosa música de blancos en la ciudad de Motown, y en general por parte de un mundo que se reía de ellos e ignoraba su música. Hay compromiso con el arte, el del hermano mayor, David Hackney, que se negó a vender su nombre y que siempre creyó en lo que hizo y en que algún día alguien llamaría a su puerta para pedirle aquel disco que él y sus hermanos grabaron en el verano de 1975.  Y hay justicia. La de un mundo que, tras muchas casualidades que desentraña fantásticamente el documental, ha terminado por escuchar aquellas excepcionales composiciones de Death. Tendrían que pasar 35 años para ello y  David Hackney no llegaría a verlo, pero sabía que pasaría. Aunque vivió toda su vida sintiéndose ignorado como artista talentoso y visionario, en su interior sabía, estaba convencido, de que un día alguien, en algún futuro, acabarían buscando su música.

‘A band called Death’ está disponible en la página web del festival.