El Madrid sobrevive a la locura de Vallecas

Tres minutos, solo tres minutos, pueden ser un mundo. Tres minutos pueden conducir un partido, darle la vuelta o sentenciarlo. Todo lo que no ocurre a lo largo de un encuentro, durante más de hora y media, puede llegar en tan solo 180 segundos. Aquel aficionado que aparcó tarde, perdió por segundos el metro o simplemente se entretuvo demasiado en los aledaños del estadio renunció a tres minutos con la mejor jugada de la noche | Repasa las estadísticas del partido

Ese fue el lapso de tiempo que necesitó Cristiano Ronaldo para recibir abierto en la banda un buen pase de Modric y desnudar a Gálvez con un gran caño. En el instante en que el delantero luso encaraba la portería de Rubén, el crono se paró. Ronaldo, amo y señor del tiempo, colocó el balón en el palo largo, a la cepa del poste. Una jugada de órdago que necesitó solo de una genialidad en forma de regate y que, sin saberlo, se perdieron aquellos espectadores impuntuales.

El Rayo, sin embargo, se sacudió rápido las dudas y siguió con el plan trazado. La idea de Paco Jémez de llegar con muchos hombres al frente de ataque y apostar por un juego ofensivo empezó a dar sus frutos desde el principio. Una buena jugada por banda izquierda acabó en las botas de Nacho que no pudo maniobrar con el contacto de Carvajal. El posible penalti no fue sancionado por Álvarez Izquierdo que seguía la jugada muy de cerca.

Las llegadas locales continuaron con un Lass especialmente activo por el flanco derecho. Primero fue Gálvez, con una buena oportunidad de falta directa, quien avisó a Diego López para que un par de jugadas después llegara la mejor ocasión vallecana en la primera parte. Un buen centro de Lass, que ya resultaba imparable para el magullado tobillo de Coentrao, acabó rematado a las mallas por Iago Falqué. El gol no subió al marcador porque en el último momento Viera, en fuera de juego, rozo el balón.

Y como si la regla se repitiese, tres nuevos minutos bastaron para recordar al partido su verdadero dueño. Ni un minuto más pasó entre el gol anulado a Falqué y la jugada del segundo gol merengue, la diferencia entre el empate y la lejanía. Xabi Alonso celebró su vuelta a la titularidad cortando una contra en el centro del campo y enviando el balón a la banda de Bale. El galés está entrenando su desplazamiento con la diestra, en vista de que su situación a pierna cambiada no tiene pinta de que vaya a cambiar. Su centro, perfecto, acabó en la cabeza de Benzema y de ahí a la red.

Únete al canal de WhatsApp de la SER

Fin a una primera parte donde el equipo local puso el fútbol y la inocencia. En la primera división puedes apostar por un juego vistoso y ofensivo pero en el momento en que te olvidas de la defensa estás perdido. Y eso es lo que le pasó al Rayo Vallecano que se pudo ir con algún gol más en contra si Ramos o Ronaldo hubiesen cabeceado correctamente dos buenas llegadas.

Y como no hay dos sin tres la segunda parte comenzó como la primera. El número de la noche, el tres, volvió a ser el protagonista con Bale y Ronaldo como secundarios de lujo. En el minuto 48 el extremo zurdo rompió a su par y cedió en bandeja el segundo tanto del goleador Ronaldo. El partido en cualquier otra situación hubiese quedado visto para sentencia pero hoy no era ese día.

Entre los minutos 52 y 55 el espectáculo vivió un cambio radical que puso en entredicho el resultado final y la coherencia misma del fútbol. Dos penaltis muy claros, sobre Viera y Bueno, fueron transformados por el primero de los dos y dieron la vuelta a un partido que ya no volvería a ser el mismo. Los jugadores madridistas se miraban atónitos ante la nueva realidad. Ancelotti renegaba en la banda sin poder evitar la llegada en tromba de un Rayo desatado.

Embarba, Bueno y Saúl Ñíguez remataron y vieron como sus disparos encontraban todos los desenlaces posibles menos el gol. Paradas de Diego López, balones que se escapaban por centímetros e incluso impactos en el poste que no entraron gracias a los dedos del portero blanco. Antes, el partido podía haber cambiado aún más si el colegiado hubiera expulsado a Carvajal, con su segunda amarilla, por cortar un contrataque claro. El único acercamiento visitante en la segunda parte, sin contar el gol, fue un gran remate de Ronaldo que en el mano a mano perdió por primera vez frente a Rubén.

El partido acabó sin que el equipo del sur de Madrid pudiera igualar el electrónico en los tres minutos de descuento. Y eso que dispuso de un último cabezazo certero de Embarba, que de acabar dentro hubiera significado la nota de cordura en una noche surrealista. Un punto merecido para el Rayo, un castigo lógico al rácano fútbol del Madrid y una forma de redondear esta crónica en forma de trébol de tres hojas, que a punto estuvieron de ser cuatro. La locura sobrevoló Vallecas y dejó al Madrid muy cerca del manicomio.

'El Larguero' | 'Carrusel' | 'SER Deportivos' | 'Hora 25 Deportes' | 'Play Fútbol' | 'Play Basket' | Más deportes | Tenis | Fórmula 1