¿Cuántas dimisiones son una crisis?

El número dos de la Agencia Tributaria, Luis Jones, ha presentado su dimisión por decisiones de su ámbito que se han tomado contra su criterio. La renuncia se produce dos semanas después de la del jefe de la División de Grandes Contribuyentes y varios inspectores por no compartir el cese de una inspectora de su departamento que no vio oportuno rebajar la multa a la cementera CEMEX. La desobediencia le costó el puesto. Y todo sucede cinco meses después de la dimisión de la anterior directora de la Agencia Tributaria, Beatriz Viana, por el estrafalario asunto del DNI de la infanta Cristina.

No sabemos cuántas dimisiones suponen una crisis, pero este número parece suficiente. Y si añadimos la amnistía fiscal, las insinuaciones infundadas de Montoro sobre incumplimientos fiscales de partidos o actores, las denuncias del sindicato de técnicos de Hacienda sobre órdenes políticas y miopía de la Agencia sobre grandes contribuyentes o los tirones de orejas del juez Castro por el retraso en los informes sobre la infanta Cristina, el cóctel parece insoportable. Porque si perseguir el fraude fiscal es asunto central, preservar que la confianza en la Agencia que debe combatirlo no se vea defraudada, también lo es.