El editorial de Pepa Bueno: "El mapa europeo de la violencia machista"

Hace ahora 15 años, en la España de 1997 que salía de otra crisis económica, una mujer murió en su casa de Granada, asesinada por su ex-marido que la roció de gasolina atada a una silla y le prendió fuego. Se llamaba Ana Orantes y se había divorciado ya mayor, después de soportar 40 años de malos tratos. Una disparatada sentencia de divorcio la obligaba a compartir la vivienda familiar con su verdugo y él la mató cuando ella, divorciada y creyéndose libre, se decidió a contar su calvario en una tele, en Canal Sur.

La mató cuando convirtió en público lo que a él le interesaba que fuera privado. La muerte de Ana Orantes fue un aldabonazo, y aunque el entonces vicepresidente del gobierno Francisco Álvarez Cascos habló de caso aislado, lo cierto es que muchas mentalidades empezaron a cambiar en este país. Se movieron las mujeres, las asociaciones que llevaban mucho tiempo trabajando ya sobre el terreno, se movió después la política y finalmente se aprobó seis años más tarde, en el 2004 y por unanimidad una ley integral que llamaba a las cosas por su nombre y proponía medidas desde la educación hasta la cárcel. ¿Por qué les cuento esto hoy?

Porque hoy, desde esta noche sabemos que 62 millones de europeas han sido víctimas de violencia machista, una de cada tres. Y que más de la mitad de las mujeres de esta parte tan desarrollada del mundo ha sufrido acoso. La primera encuesta sobre violencia de género a escala de la Unión Europea se ha publicado esta noche y se presenta esta mañana. La pidió España a la Eurocámara en el 2010, se ha elaborado a partir de 40.000 encuestas, y deja datos que rompen el espejo idílico de la Europa avanzada e igualitaria, pero empieza a identificar el problema y a llamar a las cosas por su nombre - algo en lo que los españoles hemos sido vanguardia y modelo-.

Ahora hay que pedir a los partidos que concurren a las elecciones de mayo, que de estas cifras terribles extraigan consecuencias y busquen una legislación común europea, eso que sus señorías hacen todos los días sobre las aceiteras en los restaurantes o el uso de móviles en los aviones. Pero ahora, sobre la vida y la muerte de las europeas