El Real Madrid sale vivo de Tel Aviv
Un Real Madrid irregular sobrevive en Tel Aviv y asegura el factor cancha tras ganar 76-77 al Maccabi
El Real Madrid sobrevivió a la batalla de Tel Aviv y aseguró el factor campo en los cuartos de final de la Euroliga en una noche de baloncesto regular en la que sólo la solidez y el acierto de Sergio Rodríguez doblegó (76-77) a un Maccabi tan voluntarioso como irregular
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Aun así, y apoyados por una grada apasionada y encendida, los macabeos pudieron forzar la prórroga en una jugada mal defendida por Slaughter y desgraciada para Alex Tyus, uno de los mejores del partido. A falta de dos segundos, y con tres abajo (74-77), el Macabbi se jugó un mal triple que fue cazado por Tyus bajo el aro. El americano convertido al judaísmo se levantó poderoso y encestó ayudado en el tablero, forzando el error y la falta de Slaughter.
Línea de tiros libres, pabellón puesto en pie y responsabilidad máxima para un hombre que había logrado romper el frágil entramado defensivo del Real Madrid en una segunda parte para olvidar de los de Pablo Laso. El fallo permite al Real Madrid mantener el primer puesto del grupo, empatado con el CSKA, que hoy derrotó en casa al Bayern Munich (77-70) y abre un asomo de abismo para el Macabbi, que siente el aliento del Galatasary, verdugo hoy del Zalguiris (72-84) y que amenaza su tercera plaza.
Mientras que al equipo español el calendario parece favorecerle en sus aspiraciones -la visita a Tel Aviv era quizá su cita, a priori, más complicada-, a los macabeos le queda una ardua cuesta para evitar el cruce más complicado, que podría llevarles a jugar en Barcelona.
La próxima jornada visita al Bayern en Múnich y la última jornada recibirá al CSKA, que a bien seguro querrá apurar sus opciones de liderar el grupo. El partido fue un toma y daca continuo en la primera parte, con el Real Madrid manteniendo la ventaja sin grandes complicaciones, a pesar de que el equipo de David Blatt logró en muchas fases lo que el técnico norteamericano definió como clave el miércoles: desnaturalizar el juego del Madrid.
Con un Mirotic enchufado -encestó ocho puntos- y un Schortsantis tan imperial en la pintura como fallón en el tiro, sólo el acierto del base americano Ricky Hickman evitó que los merengues se fueran con una ventaja mayor a pesar de no jugar bien (15-20).
La segunda parte la dinámica fue la misma. El Maccabi no acababa de despegar y el Real Madrid no conseguía correr, atado y obligado a ataques largos, sin fluidez en la circulación y excesivos fallos en la línea de tres (1/7). Sólo la entrada del 'Chacho' Rodriguez puso orden en un Real Madrid que sufrió en el juego interior -Felipe Reyes y Salah Merji se cargaron muy pronto de personales-, y un Rudy Fernández que a veces parecía no estar en la pista.
Llull, desde el exterior, y Bourousis, en la bombilla, ayudaron a sostener al equipo, que aun así se fue al descanso tres abajo en el marcador (43-40) y con un Maccabi en progresión, aupado por la fuerza de las miles de gargantas que llenaban en el Nokia Arena y un triple en el último segundo de su estrella Guy Pinina.
El tercer cuarto transcurrió sin apenas novedades hasta el último segundo, en el que cambió el signo del partido. El Real Madrid seguía mandando en el marcador, sin hacer un buen juego y con los mismos problemas en el interior. Y el Maccabi luchaba contra sus repetidos errores, aupado por una afición insaciable pese a que el equipo está en línea descendente de juego y resultados en las últimas semanas.
Aun así, el Real Madrid llegó a lograr su mayor diferencia -nueve a arriba (48-57)-, que el Maccabi enjugó con una serie de triples y una canasta con suspense, desde su propia línea de tres, y en el último segundo, que terminó por incendiar el pabellón. Tras unos minutos de consulta los árbitros consignaron que entró en tiempo y en ese momento, equipo y afición se hermanaron, y el Maccabi se convirtió en un ciclón.
Sin Reyes por personales y Mirotic y Rudy demasiado intermitentes, sólo dos hombres acudieron en su ayuda: un Bourousis de muñeca fácil y capacidad de intimidación, y un chacho imperial, como siempre en la línea de personal, que despejaron el camino hacia la primera plaza.
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