¿Y si les pasara a ellos?

Que la clase política está en el ojo del huracán desde hace tiempo no es ningún secreto. Los años de crisis, esa profunda y prolongada recesión de la que apenas empezamos a levantar cabeza han sido demoledores para su imagen y sobre todo para su credibilidad.

Se ha quebrado, o se está quebrando, la confianza en quienes nos representan y eso, si no se corrige, tiene efectos realmente demoledores. La verdad es que se lo han ganado a pulso, aunque es posible que haya también una parte de injusticia en atribuirles todos los males del mundo.

Pero ahí está el CIS publicado hoy mismo donde paro, corrupción, problemas económicos y políticos lideran, por este orden, las preocupaciones de los ciudadanos. Y por eso resulta muy llamativo, y muy incomprensible también, que a pesar de la marejada casi nadie parezca hacer caso de las luces de alarma.

Lo vemos a diario: van a su bola, con sus argumentarios, sus promesas incumplidas, sus excusas, sus peleas cainitas, dentro y fuera de los partidos, siguen en su mundo, en su burbuja. Rajoy, por ejemplo, pasa de todo con las elecciones europeas a la vuelta de la esquina; los socialistas de Barcelona acaban de hacer unas primarias patéticas, donde apenas han conectado ni con los suyos; hoy mismo acaban de imputar al presidente de la Diputación de Tarragona por cinco posibles delitos; el otro día Esperanza Aguirre hizo lo que hizo, sigue tan pancha y todavía hay gente que la aplaude.

En fin, que tenemos acumulada una cantidad de porquería que no puede extrañarnos ni el CIS ni que Amaral se hayan liado la manta a la cabeza con una canción y un video que están arrasando. Se titula: 'Ratonera'.

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