El editorial de Pepa Bueno: "¿Se enterarán ahora?"

Las elecciones europeas han confirmado la estruendosa caída del bipartidismo en España. La suma de PP y PSOE no llega al 50% de los votos emitidos ayer. No había ocurrido nunca desde la restauración de la democracia. El tiempo nos dirá el alcance de este golpe. El Partido Popular ganó las elecciones pero se equivocaría si minimiza los 18 puntos que ha perdido en dos años. Rajoy no obtuvo ayer en la urnas el aval que pedía para su política por más que ayer exhibiera su condición de uno de los pocos partidos europeos en el gobierno que gana las lecciones.

Mayor castigo sufre el PSOE que se enfrenta a su crisis más grave rompiendo a la baja aún más, 5 puntos, su suelo histórico. Y eso a pesar del resultado andaluz que convierte en más poderosa que nunca a la Federación andaluza y otorga a Susana Díaz un inmenso poder dentro del partido. Cualquier salida ordenada a esta debacle va a pasar necesariamente por los socialistas del sur que le han sacado diez puntos de ventaja al PP que hace solo dos años ganó las autonómicas. Urgen cambios profundos y urgentes en el PSOE y hoy se esperan novedades.

El capital político de la izquierda aparece más fragmentado que nunca con el avance de IU, pero sobre todo con la irrupción vigorosa de Podemos, los auténticos triunfadores de la jornada con cinco diputados que no supo ver ninguna encuesta.

Por lo demás, las urnas confirmaron el crecimiento de UPyDy confirmaron lo que se veía venir en Cataluña. EL PP ya era irrelevante y ahora también lo es el PSC. Las fuerzas soberanistas son mayoría con un Artur Mas que va de derrota en derrota hasta la victoria final de Esquerra Republicana de Cataluña. ERC se convierten por primera vez en la fuerza más votada con una altísima participación además. ¿Necesita algún dato más el gobierno para entender que el suflé no bajará por si sólo?

En resumen, la forma de hacer y comunicar la política en España ha sufrido un serio, muy serio toque de atención. Los ciudadanos está hartos, no de la política, sino de esta política que no resuelve los problemas de la gente y se mira el ombligo en vez de mirarlos a ellos.

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