¿El indulto es igual para todos?

Es difícil encontrar racionalidad en una figura tan arbitraria como el indulto, pero sería exigible que el Ministerio de Justicia buscase al menos un punto de equilibrio. En la misma semana en que ha trascendido el indulto a un guardia civil condenado por la omisión del deber de perseguir delitos, al grabar una agresión sexual sin hacer nada por evitarla, sabemos de la denegación de otro indulto, también a un guardia civil, que multó indebidamente a un vehículo falsificando un documento oficial. Lo segundo es grave para un agente de la autoridad, lo primero también. Quizás el hecho de que el indultado sea hijo de un político del PP haya tenido algo que ver, pero no queremos ser malpensados.

El indulto lo propone el ministro, lo delibera el Consejo de Ministros y lo firma el rey, y no se puede ser tan irresponsable de comprometer a tan altas instituciones en el despropósito de disculpar la pena del delito a quien tiene la obligación de perseguirlo. El rey proclamó solemnemente la evidencia: que la justicia es igual para todos. El indulto también debería. La ley que lo regula, que cumple mañana 144 años - se promulgó cuando el tatarabuelo de Felipe VI tenía 12 años - debería ser reformada. Y mientras tanto, al menos, no aplicarla con criterios decimonónicos.