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Viajando por la vida | 27-08-2014

El viaje de Ana Mansergas por África, narrado semana a semana mediante cartas

(ANA MANSERGAS)

Tercera carta de la periodista Ana Mansergas quien, semana a semana, nos narra su aventura a lo largo y ancho del continente Africano

Querido viajero,

Sentada frente a los elefantes, contemplando sus movimientos lentos y pesados, la torpeza de sus patas y el instinto protector con sus crías me cuesta imaginar al elefante enfadado, agresivo y violento. Uno de los 5 animales más peligrosos en el mundo de los safaris juntó a los rinocerontes, búfalos y los deseados leones y leopardos. Me cuesta creerlo.

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Contemplar los animales navegando por el río Chobe ha sido una de las mejores experiencias que he vivido desde que empece el Safari Ruta del Rio Perdido que organiza Kananga Viajes. Quizá era una de las actividades de la que esperaba menos y que más me ha impactado... El placer de disfrutar de la fauna del río, contemplando el atardecer con la variedad de colores rojizos que nos brinda este país , sus sonidos, sus olores...etc. Es un placer indescriptible, una de esas maravillas de los viajes cuando menos lo esperas. Quizá así se disfruta más...

Como placer es también dormir en el Salar de Makgadikgadi, una de las noches que marca la diferencia con respecto a cualquier safari. Dormir bajo las estrellas a la intemperie es una experiencia más que recomendable... Se trata de uno de los salares más grandes de África con una extensión que equivale a un país como Suiza de donde sólo una pequeña parte se trabaja y de ahí sacan la sal que utilizan. No está del todo explotado pues los esfuerzos de este país se centran en la explotación de diamantes. La austera inmensidad de los salares de Makgadikgadi, reliquia del inmenso lago que fue Makgadikgadi en tiempos prehistóricos se ha convertido en un lugar indispensable de visitar y de disfrutarlo de noche. Siempre que tengas la suerte de tener un grupo de viaje espontáneo, divertido y con ganas de llenar los días de vida y no la vida de días, como recuerda Pitu, frase de su amigo Toba.

Pitu es malagueño, no es la primera vez que viene a África, pero si la primera que viaja con Kananga y está encantado de la vida. Viene acompañado de Cani , su mujer, y del segoviano Javi su gran amigo del alma desde que coincidieron en un viaje por África. África les unió y desde entonces intentan disfrutar cada vez que pueden de las maravillas de este continente de su gente, del encuentro fascinante con los Bosquimanos, la tribu más ancestral del planeta que intentan recuperar su cultura y sus tradiciones; y de los animales. Animales que espera deseosa Raquel. Es su primera vez. Viene desde Xativa acompañada por su hijo Fran y su marido Xavi, gran contador de chistes junto a Angela y Pedro Tomás, sin olvidar a nuestro guía Antonio Chamorro. Entre todos se crea un ambiente fascinante, cómodo, divertido, alegre... Son los momentos mágicos del safari. Los momentos que recordaremos cuando pase. Que recordarán también los montañeros y amantes de la naturaleza Pere y Paqui, Joana, Miquel o las siempre alegres Isa y Bego que desde hace años viajan siempre juntas y ya han repetido su experiencia en África. Cada uno tiene su lugar en el grupo. Este viaje no sería igual sin la sabiduría de Pedro y Angeles, sin la discreción de Silvia o sin los sorianos Mariangeles o Javier. Después de tantos días juntos y tan intensos ya somos una familia, diferentes cada uno pero con un denominador común: todos queremos vivir el espíritu Kananga.

Un espíritu que nos hace vivir intensamente los amaneceres y atardeceres de Botswana: país de contraste que dedica gran parte de su territorio a la conservación de la naturaleza, sus reservas destacan por su belleza y su numerosa fauna. Con paisajes y ecosistemas únicos: la austera inmensidad desértica de Makgadikgadi Pans, el exuberante laberinto verde y azul del delta del Okavango, lagunas, llanuras, sabanas, y el parque nacional Chobe.

Sobrevolar en avioneta el exuberante laberinto verde y azul del delta del Okavango, el mayor delta interior del mundo cuyas aguas se pierden en las arenas del Kalahari, ha sido una de las experiencias de mi vida. Contemplar la vida animal desde lo alto y ver una de las maravillas de la naturaleza ha sido formidable. Botswana , ese país verde y blanco visto desde las alturas. Ex-protectorado británico conocido anteriormente como Bechuanaland, que obtuvo su independencia en 1966, justo antes de que se descubrieran las minas de diamantes. Negocio que rentabilidad y que permite así que la educación y la sanidad en este país sea gratis, igual que los retrovirales que suministran sin gasto alguno o las pensiones que cobran los ancianos. Un país con una sensibilidad especial en políticas sociales. Con más de 580.000 km2, una densidad de población muy baja (3,5 hab./km2) y casi 40% de su superficie dedicado a la conservación de la naturaleza, Botswana es uno de los últimos santuarios de vida salvaje del planeta.Destaca por la belleza y variedad de sus paisajes y su numerosa fauna. Las arenas del Kalahari recubren más del 80% del suelo del país; las llanuras, sabanas y los bosques bañados por los ríos Chobe, Linyanti y Kwando dominan en el noreste mientras que en el centro-sur del país el paisaje se vuelve árido y semi-desértico. Altamente recomendable. Una experiencia a la que sería difícil acceder de otra manera si no contamos con una cartera llena de dólares.

Por ello me atrevo a decir que Kananga han popularizado el mundo de los safaris y ha hecho posible a mucha gente acceder a un universo que de otra manera sería prácticamente imposible tanto por el tema económico como por la logística que supone este tipo de viajes. Aquí se junta aventura y confort en un viaje muy intenso y dinámico. Navegar por los canales del Delta tiene una logística de difícil acceso si no sabes moverte solo por África y es una de las actividades obligadas sí visitas Botswana; no recuerdo mayor momento de relax que navegar por el delta en canoas tradicionales llamadas mekoros hechas de fibra y capitaneadas por poolers locales que compartieron su tiempo, su noche, sus bailes y sus risas con nosotros. Asentados en un campamento con tiendas en medio de la nada, rodeados de una hoguera que aliviaba el intenso frío de las noches en este país y nos acercaba al calor intenso del día, pasáis una de las noches más mágicas y especiales del viaje.

Es la primera vez que paro más de una noche en un mismo lugar. La primera vez desde que empezó el viaje que he conseguido parar, recordar y disfrutar de las maravillas que estoy viviendo. A veces vivimos tan intensamente que hasta que uno no se detiene, no se da cuenta de que ha saboreado tantos momentos, sensaciones y experiencias. Yo desde Kasane, desde el Water Lily Lodge con Walter y su mujer Mónica que me hacen sentir en casa. Saboreo ahora cada una de las experiencias vividas mientras espero viajar mañana a Victoria Falls y contemplar otra de las maravillas del mundo desde Zimbawe, desde donde haré mi próxima con Ponseti y su gente.

La semana que viene más...

Ana Mansergas

Redactora de Radio Valencia Cadena SER

 
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