Los afortunados contrastes de Marlango
El dúo presenta <i>El porvenir</i>, su sexto álbum, repleto de sentimientos del otro lado del Atlántico


Leonor Watling y Alejandro Pelayo han vuelto de Los Ángeles, a donde les llevó un relevante cometido: apuntalar, de una vez, una serie de canciones que también agradaran a sus hijos. De paso, remataban ese sexto álbum, el segundo en castellano, que sus seguidores llevaban dos años esperando. El resultado es El porvenir, una amalgama de sonidos para todos los estados de ánimo y, también, algún que otro recuerdo del otro lado del océano.
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"Siempre intentamos diferenciar los estudios de los directos"
Ahora ya un dúo, después de que Óscar Ybarra dejara el grupo para vivir en Chicago, a Alejandro y Leonor les cuesta definir un estilo. Ninguna etiqueta parece acomodarse del todo a unas progresiones que viajan desde las armonías del jazz hasta el pop más electrónico. "Pero siempre son sofisticados, en el buen sentido", itera Toño Fraguas, sentado con ellos en la conversación. Tal y como cuenta Watling, lo elegante le suena, precisamente, a lo inalcanzable: "A todo lo que yo no soy".
De momento, Marlango sí es un conjunto de seis trabajos: los dos últimos de ellos, en ese esperado castellano que tanto le han reclamado sus seguidores en los conciertos. Uno de los cortes de El porvenir, incluso, versiona el Pena, penita, pena que ya habían entonado antes Lola Flores, Carlos Cano o Joan Manuel Serrat: ese es, en efecto, uno de los homenajes que la banda ha querido conceder a la melancolía latinoamericana. No en vano fue Fito Páez, también presente en este cancionero, quien les convenció de que se entregaran a la lengua española.
Los once cortes de su último álbum vuelven a experimentar, como lo habían hecho hasta ahora sus cinco discos anteriores. En los directos, siguen guardando algo que les identifica rápidamente. "Siempre queremos diferenciar el trabajo en estudio del que hacemos sobre el escenario", revela Pelayo. Y recuerdan que, en noviembre, girarán por toda España. La industria cultural no se encuentra en su mejor momento y, tal y como cuentan, si de algo viven es de tocar frente al público.




