Pactar con el diablo
¿El ayatolá Jamenei habrá contestado a Obama? No lo sabremos a ciencia cierta como tampoco el contenido de la carta que el presidente de Estados Unidos ha enviado al guía de la Revolución
Two clergymen joining a group of Iranian students attend a gathering in front of the headquarters of Iran's Atomic Energy Organization, to show their support for Iran's nuclear program in Tehran, Iran, Sunday, Nov. 23, 2014. With a deadline approaching fo / Ebrahim Noroozi
Madrid
¿El ayatolá Jamenei habrá contestado a Obama? No lo sabremos a ciencia cierta como tampoco el contenido preciso de la carta que el presidente de Estados Unidos ha enviado al guía de la Revolución y de la que daba cuenta, sin ser desmentido, el Wall Street Journal.
El acercamiento a Irán, al margen del resultado puntual de las negociaciones sobre el programa nuclear, se antoja trascendental para Oriente Medio, donde el Ejército Islámico se ha convertido en una amenaza para todo el mundo con su califato a caballo entre Siria e Irak.
Una mejora de las relaciones entre Washington y Teherán rompería la dinámica de sunitas, apoyados por Arabia Saudí y por tanto por los Estados Unidos, contra chiitas respaldados por Irán y por tanto por Rusia. Un giro de 180 grados que pone nerviosa a la propia Riad, a Israel y a la nueva mayoría republicana en el Capitolio. Obama no lo tiene fácil y Jamenei tampoco. Pactar con el diablo siempre tiene desventajas.