Menos jóvenes, más inciertos
La precariedad lleva a los ciudadanos a encontrar nuevas formas de defender su empleo
'Denunciar, muchas veces, implica perder el empleo'
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Madrid
El mercado laboral es cada vez más frágil y a los empleados les cuesta, por tanto, encontrar una posición desde la que denunciar los excesos. Acogerse a un sindicato o secundar una huelga es algo que muchos trabajadores, pendientes de que se les renueve el contrato, ni siquiera se plantean.
"Pensábamos que la precariedad era cosa de jóvenes, pero ahora vemos que no se pasa con la edad". Quien habla es Pablo Padilla, un voluntario de la madrileña Oficina Precaria. En un pequeño despacho del ocupado y socializado Patio Maravillas, ayuda a que los casos de los empleados con menos recursos lleguen a oídos de un equipo de abogados. Desde la Asociación de la Prensa de Madrid, periodistas como Nemesio Rodríguez rastrean la web buscando ofertas de empleo sin remunerar.
Al tiempo, el abogado laboralista Miguel García Pajuelo anima a una oyente a que denuncia a su antiguo empleador para recuperar una ayuda por desempleo que perdió al renunciar a unas condiciones de trabajo ilegales.
