Berta: "Mis hijos y yo fuimos maltratados durante años y la jueza le ha dado la custodia de los niños a mi exmarido"

Madrid

Berta nos recibe con una mirada algo cansada, fuertemente marcada por la violencia machista que ha sufrido durante más de 15 años. Le cuesta volver a recordar su vida en pareja, pero su valentía le permite hablarnos desde el corazón. Es una mujer que ha luchado mucho por valorarse a sí misma, por aprender a decir que no y por sacar a sus hijos adelante. Una mujer que aprecia a quienes han estado siempre junto a ella y que disfruta con una sonrisa, un atardecer o una bonita canción de jazz.

Su vida con él comenzó como cualquier relación, inmersa en un cuento de amor. Su pareja era un verdadero caballero, pero pronto comenzó a ver en él un comportamiento agresivo. Primero fueron discusiones, gritos y malas contestaciones, pero pronto aparecieron las agresiones. Eso sí, todo ello seguido de un perdón y un nunca volverá a pasar... "Al principio eran pocas cosas pero, finalmente, terminó rompiendo puertas a puñetazos y maltratándome a mí y a mis hijos. Tras ello, siempre llegaba el lo siento. Yo creía que tenía la culpa de todo" explica Berta.

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La violencia que ejercen contra ellas es psicológica, física, económica, ambiental o sexual. La realidad demuestra que, por lo general, la física va unida a la psicológica, la sexual se presenta en casi todas las relaciones y la ambiental es el día a día de muchos hogares. "Me obligaba a mantener relaciones sexuales porque si no lo hacía tendría mano dura con los niños" afirma ella. 

Fue una de las agresiones a sus hijos y el apoyo que recibía de su entorno lo que le dio el impulso que necesitaba para denunciar la situación. En su caso no porque reconociera ser una mujer maltratada, sino por proteger a sus hijos.

Acudió a la Guardia Civil y tanto ella como sus hijos relataron las situaciones de violencia que llevaban años sufriendo. Ese es un momento clave para las mujeres ya que tienen miedo a que detengan al padre de tus hijos, miedo a posibles represalias, miedo al qué dirán... Tanto es así que, a la hora de enfrentarse a los juicios rápidos, surgen problemas derivados de la vivencia de situaciones traumáticas. Susana es psicóloga en un centro que ayuda a mujeres maltratadas y aclara: "A veces las personas que tratan a las víctimas no tienen la formación necesaria para identificar y tratar esos casos. En ocasiones estas mujeres cuentan historias muy duras sin lágrimas, no recuerdan lo que les ha sucedido durante años, tienen discursos difusos fruto de la presión... Todo ello provoca que, en algunos casos, se acuse a las víctimas de interponer denuncias falsas."

Actualmente, la idea de que las mujeres quieren aprovecharse de los hombres para sacar beneficios económicos se mantiene fuerte, pero la realidad es que para las víctimas de violencia, hacer frente a una situación de violencia es una tarea extremadamente complicada. Sobre todo si tenemos en cuenta que el mensaje que les ha llegado durante años es el de "no sirves para nada". En el caso de Berta, la respuesta de la jueza fue: "Eso es derecho de corrección paterno". 

No le dieron orden de alejamiento pero sí dieron alas al maltratador para continuar sus acciones violentas. Fue en ese momento, cuando sus vidas corrían peligro, cuando desde el Observatorio contra la Violencia de Género, le aconsejaron que ingresara en un centro. Allí le ofrecieron apoyo psicológico, asesoramiento jurídico y le enseñaron cómo volver a confiar en ella misma.

En la actualidad Berta está recuperada. Es una mujer empoderada y valiente que ha recuperado la sonrisa y las ganas de disfrutar cada minuto de su día. Lo único que todavía no ha recuperado es a sus hijos. La jueza, alegando un Síndrome de Alineación Parental (SAP) en los niños y contradicciones en sus declaraciones, ha decidido que la custodia de los hijos la tenga, en exclusiva, el padre. Una decisión que ha provocado que Berta tema por la integridad y educación de sus hijos y que haya perdido la confianza en la justicia. Eso sí, lo que no ha perdido ni perderá será es el galardón de superviviente de violencia contra la mujer.