Ellas los premios, ellos las audiencias

Madrid

Los cinco años de edad que separan a Noelia Oncina y a Eli Pinedo, aunque suficientes para que la primera hoy sea delegada de la selección de balonmano y la segunda, una de sus jugadoras, no han evitado que cuenten con vivencias similares: como las de practicar su deporte vestidas con equipación masculina, a falta de una para las mujeres. Recuerdos como ese contrastan con un 2014 en el que las deportistas españolas han alcanzado un sinfín de victorias: la última de ellas, la plata de las Guerreras en el Europeo de balonmano, pero también la de baloncesto, el oro en Europa de Ruth Beitia en salto de altura o las 40 medallas de Mireia Belmonte.

"Aspiro a que hablemos de deportes y de triunfos, más allá de que los lleven a cabo hombres o mujeres", cuenta Pinedo. Mientras la sociedad vive como una victoria su segundo puesto, a ella le llevó unos días dejar de echar de menos el oro. Mientras tanto, y tal y como reconoce la periodista deportiva Gemma Herrero, solo trofeos como los que logran las Guerreras consiguen apartar el foco de las audiencias, levemente, del fútbol masculino. Y a menos atención, también, menos ayudas y menos bienestar. "Yo soy una privilegiada. Estoy dada de alta en la seguridad social y vivo de esto, pero sé que, para muchas deportistas profesionales, esto es todavía un sueño", reconoce la alavesa.

De hecho, la mayoría de las Guerreras, aunque en la selección española, juega durante el año en equipos extranjeros. Oncina, capitana cuando, en 2008, la selección también consiguió la plata, siente  que la conciencia de las jugadoras es cada vez menor. También, es cierto, las jóvenes en el deporte cuentan hoy con referentes femeninos que antes no existían: "Yo me fijaba en las mujeres de otras disciplinas", recuerda Pinedo, que menta a la tenista Conchita Martínez. Mientras, se acerca un mundial para el que las futbolistas españolas se han clasificado por primera vez: una ocasión en la que las diferencias mediáticas entre ellos y ellas prometen tender al extremo.