“El príncipe Felipe intercedió por mí ante Woody Allen”
Hablamos con el diplomático sobre una larga carrera que amalgama recuerdos muy dispares
Madrid
Fue representante de España en la ONU, portavoz del Ministerio de Exteriores con gobiernos de tres partidos diferentes y secretario de Estado de Cooperación. Gracias a su carrera, Inocencio Arias acumula muchos recuerdos, de los cuales ha dejado caer alguno esta mañana en Hoy por hoy. Como la ocasión en la que convenció a don Felipe, entonces príncipe, para que hablara bien de él ante Woody Allen, ya que hubo un tiempo en que el almeriense, hoy con 74 años, sintió curiosidad por la experiencia de actuar ante la cámara. "Tampoco es que quisiera besar a la protagonista, pero me daba vergüenza pedírselo. Felipe intercedió por mí y trató que coincidiéramos para tomar café, pero este no se presentó", recuerda el diplomático.
Chencho Arias y un ramito de violetas
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Más allá de esto, la conversación de Arias ha coincidido, inesperadamente, con la noticia de que el Supremo ha admitido la demanda de paternidad de una mujer belga hacia el rey Juan Carlos. Y, esta vez sí, y siempre desde el respeto, el diplomático se ha soltado un poco: "No me imagino al Rey en los juzgados, pero no sabemos lo que ocurrió hace cuarenta o cincuenta años. El Rey era ligón y le gustaban las señoras, qué duda cabe. No adelantemos acontecimientos. Serían cosas peores las que podríamos decir de cualquier figura política. No les veo demasiada similitud, pero no pondría la mano en el fuego por que no sea el padre"
Entre las memorias del diplomático, las de las primeras veces, que entonces consistían en darse la mano, o las del recato con el que se vivía la vida: "Hoy hay duelo, pero no hay luto. Puedes encontrar a gente que ha perdido a alguien yendo al cine", reflexiona este hombre de Estado. Y buscando entre sus mejores recuerdos, el de su amistad con la cantautora Cecilia, con la que coincidió numerosas veces, al ser la hija del embajador en Argelia. "Era una gran chica. Me enseñaba sus canciones y decía que yo era su mejor agente. De hecho, cuando yo llegaba a Melilla, me metía en las tiendas de discos y hacía terrorismo comercial: si no tenían sus discos, les decía que cómo podía ser, que yo pretendía llevarme diez para regalarlos".
Y al igual que la nostalgia se cuela en la conversación de Arias, la música que él propone nos lleva al ayer: a las zarzuelas, como El rey que rabió, a las coplas que cantaba Concha Piquer o al pasodoble. Con todo, el diplomático que cuestionó la guerra de Irak, dado que las mentadas armas estaban tardando en aparecer, también guarda un hueco en su corazón para Frank Sinatra.