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La estrella sin brillo de Rosanne Cash

La hija de Johnny Cash se lleva tres premios Grammy con el fantástico ‘The river and the thread’

Rosanne Cash durante su actuación en el Hardly Strictly Bluegrass Music Festival de San Francisco / GETTY

Hay regalos que marcan la vida. El de Rosanne Cash fue un papel, una lista de canciones. Un listado que su padre, el gran Johnny Cash, le entregó cuando cumplió los 18 años con las cien canciones que la chica debía escuchar si quería dedicarse a la música. Aquello sucedió en mayo de 1973, cinco años después Rosanne Cash debutó como cantante. Esas cien canciones, que resumían la historia de la música americana para Johnny Cash, tomaron forma de álbum muchos años después. En 2009, Rosanne Cash seleccionó doce de esas canciones y grabó ‘The list’, un álbum con colaboraciones de Bruce Springsteen, Elvis Costello o Jeff Tweedy. El largo camino de aquel regalo de madurez se convirtió en un álbum fabuloso que volvió a colocar a Rosanne entre los nombres más destacados de la música estadounidense, un lugar que la cantante ha recuperado este año tras llevarse a casa tres premios Grammy por su primer álbum desde aquel disco lista.

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El triunfo de la heredera de Johnny Cash no ha llenado portadas. El día después de los Grammy, el mundo hablaba del éxito de Sam Smith, del galardón a Beck, de la mala educación de Kayne West. Pocos prestaron atención a que Rosanne se había alzado con tres galardones por ‘The river and the thread’, un disco -editado por Blue Note- que supone el regreso al sur de Cash, que cambió Nashville por Nueva York en los años noventa y que ha sido uno de los mejores álbumes de su carrera y del año para infinidad de revistas especializadas. Un disco familiar en el que Cash se ha rodeado de su marido y de amigos para firmar un álbum profundo y lleno de matices, un trabajo cautivador que bien merece todos los aplausos y premios que está recibiendo.

Habrá quienes piensen que la primogénita de Johnny Cash ha tenido un camino sencillo a la cima de la música. La verdad es bien diferente. Rosanne se incorporó siendo niña a la banda de su padre. Lo hizo como ayudante de vestuario. Más tarde ayudó como corista y finalmente debutó como solista en una maravillosa versión de Kris Kristofferson que apareció en ‘The Junkie and the Juicehead Minus Me’ (1974). Poco a poco, la joven se fue haciendo un hueco en la música. Tras su debut –a finales de los 70- Rosanne vivió una exitosa etapa en los ochenta, con discos de oro, premios y ‘números uno’ como botín de unos años intensos. En los noventa, la cosa cambió. Cash se divorció, se mudó a Nueva York y debutó como escritora y columnista en medios como ‘The New York Times’ o ‘Rolling Stone’. Sus discos de aquellos años no recibieron el reconocimiento de sus anteriores trabajos a pesar del intenso viaje personal de ‘Interiors’, un disco que recoge las sensaciones de su divorcio.

Las idas y venidas de las modas musicales provocaron que la estrella de Cash pareciese apagarse. En 2003, tras siete años de silencio discográfico, Rosanne editó ‘Rules of Travel’, un disco en el que canta con otro hijo ilustre, Jakob Dylan. También brilló la tierna ‘September when it comes’, en la que comparte micro con su padre, que falleció unos meses después. Esa muerte, la de su madrastra June y la de su madre Vivian marcaron su siguiente álbum, ‘Black Cadillac’ (2006). Aquel disco se publicó antes del gran susto en la vida de Rosanne. En 2007 tuvo que ser sometida a una cirugía cerebral de urgencia que salvó su vida. La cantante fue diagnostica con una enfermedad rara, la malformación de Chiari.

Aquel susto y aquellas muertes revolucionaron la vida de Rosanne. La cantante reflexionó sobre la existencia y sobre su pasado. Volvió a su infancia, revivió su juventud y en algún lugar se reencontró con aquel regalo de cumpleaños de su padre. En 2009 llegó a las tiendas ‘The list’ y en 2014, tras cinco años de silencio, apareció el sello Blue Note y la oportunidad de grabar ‘The river and the thread’. El pasado lunes, Rosanne Cash recogió tres premios durante la noche de los Grammy. “Es mi primer Grammy desde que Reagan fue presidente”, bromeó la cantante. Aquella fue su noche, la noche de esta mujer de voluntad férrea que ha criado a cinco hijos, que ha superado la losa de un apellido como el suyo, que ha mirado a la muerte a los ojos y que a lo largo de casi cuarenta años de carrera ha ido dando forma a un cancionero que figura entre lo más destacado de la música Americana.

 
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