¿Vivir como Dios?
"No cuesta mucho concluir que una mansión como la descrita no es muy coherente con quien representa a una religión que predica el desapego a los bienes materiales"
Elche
El cardenal Rouco Varela se dispone a abandonar el palacio arzobispal de Madrid seis meses después de ser relevado.
Se traslada a una casa de 370 metros cuadrados, en pleno corazón de Madrid, al lado de la catedral de la Almudena, mientras su sustituto, siguiendo el gesto del papa Francisco, tiene habitación en una residencia de monjas.
Desconocemos, si es que existen, cuáles son los cánones del boato que merece un arzobispo jubilado. Pero no cuesta mucho concluir que una mansión como la descrita no es muy coherente con quien representa a una religión que predica el desapego a los bienes materiales, cuyo papa califica de "escándalo" la pobreza y que a través de organizaciones como Cáritas lleva años denunciando el creciente empobrecimiento de millones de familias y la crítica situación de sus hijos más pequeños.
