La nueva política sigue sin aparecer

Madrid

El desfile de usuarios de las tarjetas opacas de Bankia es un catálogo de argumentos que producen sonrojo. Las explicaciones de cada uno de ellos evidencian lo que tantas veces hemos hablado aquí, que para una determinada élite durante muchos años ha habido comportamientos escandalosos que ellos habían normalizado. Y que encontraban tan naturales que ahora se sorprenden de que la gente se escandalice.

El hit es la declaración de ayer de Arturo Fernandez, que utilizaba su tarjeta en sus propios restaurantes, porque son suyos y porque son baratos dijo sin despeinarse. Arturo Fernández, intocable durante años y años, cómplice de políticos, empresarios, banqueros. El mismo que recibió el apoyo de los suyos cuando se supo que pagaba con dinero negro, o cuando apareció durmiendo la siesta en el sofá del pequeño Nicolás. Ante el juez solo le ha faltado decir que se gastó el dinero de las tarjetas en sus restaurantes porque el lo vale.

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