¿Es ético pagar por una habitación individual en un hospital público?
En algunos centros sanitarios de Cataluña, evitar compartir cuarto cuesta 60 euros


Madrid
Cuando nació su segunda hija, Jordi pagó 60 euros por una habitación individual en un hospital público de Cataluña. No se lo ofrecieron, pero él, que había escuchado a unos amigos que esta posibilidad existía, preguntó por ello. "Somos defensores de la sanidad pública. No lo veo mal, siempre que no deje de haber hueco para otras personas", itera el usuario. El problema residiría, tal y como intuye Juanjo Millás, cuando esas habitaciones individuales, tan generosas para las arcas del hospital, acaben ocupando el espacio de los cuartos gratuitos, en los que siempre hay más de una cama.
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'El trato al paciente no cambia por cobrar por las habitaciones individuales'
En Cataluña, el sistema de sanidad universal concede una gran autonomía a sus centros sanitarios. Solo 8 de los 60 hospitales de la red catalana están gestionados directamente por la Generalitat, sin perjuicio de que los demás hospitales ofrezcan un servicio plenamente público; eso sí, dependiendo del contrato que hayan firmado con la consejería de Sanidad, estos pueden abrir las puertas, también, a clientes de mutuas privadas o, incluso, tener ánimo de lucro.
Por ello, como recuerda Oriol Güell, del diario El País, la posibilidad de pagar para obtener un mejor servicio, abierta a los usuarios de la red universal, se encuentran en la mayoría de centros sanitarios. Así, también existe la doble ventana: quienes se sientan más apremiados pueden realizar un desembolso y saltarse las esperas. "Son prácticas que se realizan para cubrir costes marginales. La construcción del hospital sigue dependiendo de las arcas públicas".
"El trato asistencial no se resiente por la existencia de habitaciones de pago", cuenta Roser Monforte, del Clínic. Según ella, esos cuartos individuales ni siquiera están garantizados, ya que todo depende de la ocupación del hospital: cuando falta espacio, el servicio no se ofrece. Más allá de esto, cuando es el médico quien prescribe que los pacientes estén en soledad, la habitación no cuesta dinero. "Las habitaciones nunca están cerradas", defiende Monforte. Asimismo, recuerda que ese dinero revierte en los hospitales que atienden a todos.




