“Soy muy controladora. Me meto todo lo que puedo en la labor editorial”
'La Templanza' es el tercer libro de la autora que vendió tres millones de 'El tiempo entre costuras'

La escritora María Dueñas, sentada frente a Toño Fraguas en los estudios de Cadena SER. / BEA POLO

Madrid
El embarazo de La Templanza fue más largo de lo habitual. Tras dos años y medio de viajes, colecciones de fotografías, documentos del presente y el pasado, las sensaciones no siempre son concretas. Y la emancipación, en cualquier caso, es irremediable: la de la tercera novela de María Dueñas ocurrió ayer, cuando esta salió a la venta. "Es el fin de un ciclo. A partir de aquí, el libro tiene vida propia", cuenta la escritora, que se reconoce "muy controladora" en todo lo relativo a su trabajo. También en los pasos de la edición que, en principio, no le pertenecen.
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'Me gustan las historias de gente que se recompone'
Así, una ortografía libre de las últimas indicaciones de la Real Academia viste más de quinientas páginas: esa fue una de las dialécticas que la autora de El tiempo entre costuras tuvo con su editorial. Pero la autoridad de haber vendido tres millones de ejemplares de una novela no se rebate fácilmente. También queda atrás la inquietud de si Misión Olvido, su segundo ejercicio literario, sería bien acogido. El siguiente reto, así las cosas, era ponerse en la piel de un hombre; y, una vez creado el personaje, Dueña le lleva por el México, La Habana y el Jerez de la segunda mitad del siglo XIX.
Al igual que Sira Quiroga despertó deshecha en el Marruecos español, y también como el viaje de Blanca Perea a California, a Mauro Larrea no le queda otro remedio que dejar su tierra y volver a empezar. "No elijo estos relatos de forma intencionada, pero es lo que me sale. Me gustan las historias de gente que se recompone", reflexiona la autora. Ella misma descubrió su vocación como creadora pasados los cuarenta, aunque reconoce que se inspira más en mujeres como Natalia, quien trabaja para ella lejos de la Ucrania en la que nació.

Ilustración de la cubierta de 'La Templanza'.

Ilustración de la cubierta de 'La Templanza'.
Los romances, en cualquier caso, no se quedan fuera de las invitaciones a la superación que pueblan la obra de Dueñas. La Templanza toma su nombre de una de las viñas de Jerez, pero también alude a la paciencia de dos personas que postergarán, una y otra vez, el momento de reconocer su afecto. Por el camino quedan las minuciosas descripciones de los lugares que recorren sus protagonistas, encarnados al tiempo en laberínticos entramados familiares. "Vemos a los héroes como solitarios, sin padres ni hijos, pero la vida no es así. Me gusta que tengan ataduras", anota la escritora.
Su protagonista, de hecho, conserva puntos de valentía y honradez, pero también de picaresca. Nada hay más fundamental para él que fingirse acaudalado, muy a pesar de haber perdido casi todo su patrimonio. "Hoy caemos, nos levantamos, nos volvemos a caer. Allí, si algo se caía, se iba todo detrás", apunta Dueñas. Antes de que esta natural de Puertollano deje marchar a su personaje, en cualquier caso, le tocará desandar el camino que ha escrito para él. También Latinoamérica, aunque siglo y medio después de que de allí partiera su Mauro Larrea.




