Adiós al juez Ruz

Madrid

Con el auto de conclusiones del caso Bárcenas, se despide el juez Ruz, que dentro de unos días dará por finalizada su suplencia en el juzgado número 5 de la Audiencia Nacional y regresará al suyo, al número 4 de Móstoles. Pero ¿cómo regresará? ¿Seguirá creyendo en la imparcialidad, en la independencia de la Justicia? ¿Qué pensará de la democracia después de haber visto las montañas de basuras de la corrupción y de ver las maniobras de la política; después de tragar y hacernos tragar el sapo de que en los tesoreros acaba la responsabilidad de 18 años de financiación ilegal de una organización, en este caso de un partido?

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Ahora, cuando llegue a Móstoles y se encuentre con la gente corriente, con sus dramas, sus miserias, sus errores, me pregunto si seguirá confiando en el papel regenerador de la Justicia, esa máquina que lo puede todo contra el débil y que puede tan poco contra el fuerte. Y si al hacer caer sobre el ciudadano común todo el peso de la ley, ¿no durará, no pensará que la herramienta está averiada o que el juego tiene truco? En definitiva, si le será posible mantener la fe o está condenado a instalarse en el cinismo en plena juventud.