Compras: cuando las cosas no son lo que parecen…

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Madrid
Tengo la sensación que muchas veces los consumidores nos hacemos composiciones de lugar un tanto equivocadas que nos perjudican muy directamente al bolsillo.
Por ejemplo, metidos de lleno en las vacaciones de Semana Santa, en Ser Consumidor se nos ocurrió el otro día comprobar si los comparadores y portales especializados en hoteles realmente ofrecen al consumidor precios más económicos. ¿Lo pensabas? Da la sensación que todo el mundo cree que sí, y que los hoteles siempre van al alza. Pues craso error: comparados seis hoteles, los precios que nos ofrecieron dejan lugar a muchas dudas. En los dos estrellas, los precios de los hoteles ofrecían precios intermedios, más baratos que algunos portales. Más caro, sí, el hotel tres estrellas contratado directamente; y en los de cuatro, en un caso como el portal más barato y hasta 195 euros más económico que la oferta del portal más caro y, en otro hotel, bastante más barato que cualquier portal.
Lo que demuestra varias cosas: ni en todos los portales comparadores existen siempre, ni mucho menos, precios similares; que estos no son siempre los lugares más fiables en cuanto a precios; que los hoteles están espabilando y siendo competitivos para vender directamente; y, lo más importante: hay que seguir la máxima de “busca y compara”, que es la mejor de las opciones para ahorrar de verdad y elegir lo mejor.
No es en es único campo en el que nos puede pasar. Seguramente nos pasa lo mismo cuando visitamos determinadas zonas en las que destacan sus productos gastronómicos. Vinos, conservas, embutidos… y compramos sin más, pensando que en los “orígenes”todo es más barato, sin valorar que en un mundo globalizado, seguramente lo venden igual junto a casa y, en muchos casos, más barato. ¿Quién no ha comprado un queso que luego estaba a menor precio en la tienda de la esquina? Ya no digo nada si estamos en lugares considerados como “turísticos”. Junto al factor “transporte” hay que poner el factor “sorpresa” al turista, que saben que compra en un momento en el que el “recuerdo”, el llevarse algo de donde estuvo, los regalos, los detalles se convierten en “narcotizadores” de la memoria y la reflexión y nos lleva a gastar de forma menos reflexiva.
Pasa igual cuando nos metemos en el mundo del comercio de las tiendas de lo que las marcas han descartado. La moda ya pasada de temporada. Ni todo es tan barato, ni todo es ponible, ni todo tiene los descuentos anunciados de ¡hasta el 60-70% más baratos!.
Ni los talleres de coches que ofrecen reparaciones mucho más baratos son siempre un buen negocio por la escasa cualificación profesional o la poca fiabilidad de las piezas de recambio utilizadas, las garantías que perdemos si pasa algo… Ni todas las reparaciones “low cost” de los móviles son fiables y, por el contrario, nos pueden acarrear, en ocasiones, averías más gordas después… Ni los supuestos masajistas de la playa en verano son de verdad profesionales que te garanticen trato profesional, sin riesgo de lesiones, asepsia…Baratos, sí, pero...
No quiero decir con esto que no haya segundos y terceros mercados menos careros, más baratos, que existen, que puedan hacer las cosas bien. Bendita la competencia. Ni que dejemos de comprar cuando salimos. No, forma parte del ocio. Digo que no siempre lo que creemos más barato al final termina siendo lo más económico. Las cosas no son siempre lo que parece. Nosotros decidimos, pero no nos llevemos sorpresa...




