Contra la cobardía y contra la normalidad

Málaga

El miedo y la uniformidad, dos de las cosas que mejor definen la sociedad en la que vivimos, son los dos grandes temas de las películas presentadas esta jornada del Festival de Cine de Málaga. Leticia Dolera, actriz surgida de esa cantera de intérpretes que fue Al salir de clase y directora de varios cortometrajes, ha presentado su primera cinta como realizadora, Requisitos para ser una persona normal, que también protagoniza.

Naif y buenrrollista, pero con un toque incisivo, Requisitos para ser una persona normal es una película que define a una generación de treintañeros que, hasta que llegó la crisis, se creyó muy especial pero la realidad les ha descubierto que son personas como todo el mundo, de lo más anodino y que en la vida el éxito es relativo y pasajero. Con una banda sonora indie formada por canciones de diferentes grupos nacionales, Dolera reivindica la rareza frente a normalidad y a la uniformidad de una generación que compran en Ikea y usa los mismos filtros de Instagram.

“Quiero contar que lo mejor a lo que podemos aspirar es a ser nosotros mismos, que no deberíamos tener ninguna lista de requisitos, sino que nos la tenemos que inventar cada día, improvisarla, porque lo que nos hace diferentes nos hace únicos y especiales“, decía Dolera en la rueda de prensa.

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Requisitos para ser una persona normal ha sido la cinta más aplaudida del certamen hasta la fecha, quizá por el elevado número de treintañeros entre el público y la prensa. En cualquier caso, es un debut interesante y muy personal que tiene bastantes papeletas para colarse en el palmarés.

Más difícil lo tiene El país del miedo, un thriller social que denuncia lo perturbador que puede llegar a ser que un individuo o toda una sociedad vivan sumidos en el miedo. El también debutante Francisco Espada adapta una novela de Isaac Rosa protagonizada por José Luis García Pérez.

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"Cuando yo la escribí en 2008 quería abrir una reflexión sobre la presencia del miedo en nuestras vidas, pero yo pensaba en otros miedos, en el país del miedo previo a la crisis, el miedo del 11-S, de sentirnos vulnerables, amenazados... Cuando sale la película vivimos en otro país del miedo diferente, hemos sumado nuevos temores y motivos de inquietudes sociales y económicas", explicaba el escritor.

En una España en la que el inmovilismo y el miedo al cambio siguen siendo un lastre, el tema de esta cinta es más que interesante; el problema es que El país del miedo se queda en una película demasiado esquemática y teatral.