Hoy somos uno menos en Hora 25

Madrid

A este programa hoy le falta un oyente. Le falta Pedro Zerolo, tenía por costumbre acabar el día en casa escuchando Hora25, nos lo había contado alguna de las veces en las que se había sentado en este estudio, porque Pedro Zerolo siempre decía que sí, siempre atendía, siempre daba explicaciones. La última vez que este equipo le vio fue aquí, sentado a mi lado, cuando parecía que la enfermedad le daba un respiro. Seguía tan vital como siempre, tan apasionado, tan activista del socialismo como él mismo decía y se reconocía ante la indefinición de algunas de las fuerzas emergentes.

Estaba orgulloso de ser quien era y orgulloso de ser como era. Hoy no hemos dejado de recordar que gracias sobre todo a él, en España es legal el matrimonio entre personas del mismo sexo y que pueden adoptar. Y eso nos convirtió, sin ninguna duda en un país mejor, más igual, más libre, más decente. Nos permitió mostrar nuestro orgullo de miembros de una sociedad moderna avanzada, en la que se miraron muchos otros países. Lo recordaba hace pocos días, cuando en la católica Irlanda se celebraba el referéndum sobre los matrimonios homosexuales. Salió el sí, e imagino a Zerolo sonriendo porque ese sí también era una pequeña victoria suya.

Luchó por la igualdad cuando en este país esta palabra ni siquiera estaba en el diccionario, cuando ser homosexual era muy difícil, cuando no había referentes. Siguió adelante porque estaba convencido de sus valores, como él decía convencido de la defensa de la dignidad y esto solo pasaba por la defensa de la igualdad.

Nunca tuvo cargo en un ministerio, ni fue ministro, ni secretario de estado pero deja un legado importantísimo. La última vez que hablaba con él me decía que la mejor manera de afrontar la enfermedad era estar tranquilo consigo mismo, intentar ser coherente, y lo consiguió. No se desvió ni un milímetro de su camino hasta el día de su muerte.

Yo esta noche, me acuerdo de Jesús, de su marido, que ese día en ese estudio se sentó en un rincón a escucharnos, y se fueron corriendo, a casa, a seguir escuchando Hora25, como cada noche. Hoy somos uno menos.