De conciertos por los tejados
Desde eventos en lugares íntimos y con encanto, hasta itinerarios en los que los ciudadanos ofrecen las azoteas de sus casas para el desarrollo de los espectáculos. Es la nueva moda cultural que se impone con la llegada del buen tiempo.

La cantante Zahara participa en uno de los conciertos de azotea del ciclo "Live The Roof"

Madrid
La mentalidad ha cambiado. Ya no es necesario acudir a grandes espacios o a locales con un aforo inmenso para disfrutar de un concierto o de cualquier otro espectáculo. De hecho, en muchas ciudades se está imponiendo otra forma de vivir la cultura, reduciéndola prácticamente al ámbito de lo privado. La llegada del buen tiempo hace que algunos eventos musicales o teatrales se trasladen a las azoteas de los edificios, ambientes reducidos que implican una manera diferente, más íntima, de disfrutar de los eventos culturales.

Coque Malla ofrece un concierto en una azotea de Sevilla

Coque Malla ofrece un concierto en una azotea de Sevilla
Desde el año 2011, la empresa Global Music 360 organiza el ciclo “Live The Roof” (algo así como “en vivo en el tejado”) en distintas ciudades españolas. Se puso en marcha en Sevilla y en Málaga, siguiendo el ejemplo marcado por The Beatles en el último concierto que ofrecieron en la azotea de Apple Corps, en Londres, antes de su disolución. En la actualidad, el ciclo se lleva a cabo en nueve ciudades, desde Sevilla a San Sebastián, pasando por Madrid, Barcelona, Valencia, Málaga, Vigo, Cádiz o Alicante.
Espacios con encanto
Los lugares elegidos para estos conciertos íntimos suelen ser azoteas con características peculiares. “Lugares con un cierto encanto, con panorámicas o vistas a lugares o monumentos reconocibles de cada ciudad, como la Giralda de Sevilla, o el puerto de Barcelona. Y no tienen por qué ser azoteas propias. Pueden ser terrazas de hoteles, espacios de exposiciones o incluso lugares públicos”, señala Antonio Romero, director del ciclo.

El cantante Quique González durante un concierto del ciclo "Live The Roof" en Alicante

El cantante Quique González durante un concierto del ciclo "Live The Roof" en Alicante
Son recintos para un público tan reducido que, cada año, las entradas se suelen agotar prácticamente desde que se presenta el cartel con los artistas participantes. Un cartel que este año incluye nombres como los de Marlango, Ariel Rot, Mikel Enretxun, Coque Malla o Juan Perro, entre otros.
Circuitos culturales
Estos conciertos, aunque íntimos, se desarrollan en espacios de acceso público. Sin embargo, existen opciones diferentes. La empresa andaluza La Matraka ha creado el proyecto “Redetejas”, una iniciativa sin ánimo de lucro que consiste en fomentar redes de pequeños espectáculos en distintas ciudades. Esto permite a cualquier particular incluir la terraza de su casa o de su edificio en un circuito en el que tienen cabida no sólo conciertos, sino también representaciones teatrales, recitales, danza, magia o cualquier micro actividad cultural.
“Redetejas” se puso en marcha en el año 2012 en Sevilla, aunque en la actualidad se ha extendido a otras nueve ciudades españolas y a cinco latinoamericanas, en países como México, Ecuador o Argentina. “El proyecto en su conjunto está registrado en Creative Commons”, señala Jaime Fernández, uno de los fundadores de La Matraka. “Eso quiere decir que cualquier persona interesada, sea un particular, una empresa o un colectivo, puede utilizarlo a su antojo, copiarlo o adaptarlo, siempre que se mantenga la filosofía original”.
Conciertos, teatro y exposiciones forman parte de los itinerarios culturales de "Redetejas"
La red funciona como un itinerario cultural que en cada ciudad organizan los llamados ‘grupos motores’. La Matraka, que tiene como objetivo el uso de la cultura en beneficio de la sociedad, sólo se encarga de la coordinación, de poner en contacto a estos grupos con los artistas que se ofrecen para participar en los itinerarios, y también con los particulares que ofrecen sus azoteas o terrazas. La ubicación de estas azoteas de la red de tejas es secreta, y sólo conocen dónde tiene lugar un espectáculo las personas que han reservado su entrada a través de Internet. El objetivo, según Jaime Fernández, es “que las azoteas se utilicen para algo más que para tender la ropa o para colocar los aparatos de aire acondicionado, y también que los vecinos se conozcan y estrechen sus vínculos de amistad a través de la cultura”.
Una red cultural privada
Al ser una iniciativa sin ánimo de lucro, La Matraka no cobra ningún canon a los grupos motores. Son los organizadores los que deciden cómo gestionan los beneficios, si es que los hay. De hecho, tanto la programación como la responsabilidad y la seguridad de cada evento corresponden a los grupos motores y a los dueños de las azoteas en las que se desarrollan las actividades. Por eso, La Matraka recomienda tener en cuenta unas mínimas medidas que aseguren el éxito del evento, como por ejemplo no programarlos a horas en las que se pueda molestar a los vecinos y, si se trata de una azotea comunitaria, solicitar el permiso previo al resto de propietarios del edificio.
“En estos momentos hay 15 grupos motores funcionando en otras tantas ciudades de España y América”, apunta Jaime Fernández. “Los anfitriones, que son quienes ceden sus azoteas, deben dejarse asesorar por los grupos motores, que son los que realmente se encargan de la organización, de comprobar que las azoteas sean aptas para los eventos, de localizar a los artistas y de llevar la reserva de entradas. La Matraka realiza labores de asesoría. Somos un grupo más o menos nutrido de organizadores que nos ayudamos unos a otros. Compartir el conocimiento es muy importante, aunque lo que funcione en una ciudad no tiene por qué ir bien en otra. Nosotros lo único que pedimos a los grupos motores es que conserven la filosofía del proyecto, pero después cada uno puede redefinirlo o adaptarlo”.

Carlos Cala
Empieza en la radio en 1992, en la emisora de la Cadena SER en Morón de la Frontera, trabajo que simultanea...




