No vale pensar solo en la lucha contra el yihadismo cuando las víctimas son como nosotros

Madrid

El objetivo del terrorismo es aterrorizar. El pánico y el miedo son su estrategia. Cuando este pánico y este terror nos pilla a miles de kilómetros, se amortigua con la distancia. Cuando las víctimas de este terror son ciudadanos occidentales el mensaje multiplica su difusión. Objetivo cumplido por los terroristas.

En Túnez han golpeado a la columna vertebral de su economía, el turismo, en Kuwait el objetivo eran los chiíes, los renegados según el Estado Islámico. Son los más recientes, pero lamentablemente no los últimos. En medio un decapitado en Francia, allí las autoridades también hablan de un atentado yihadista. Hoy el mundo vuelve a estar conmocionado, tanto como en enero tras la matanza de Charlie Ebdó, pero los islamistas no han dejado de matar desde entonces. Las víctimas se cuentan por centenares en los países árabes. Siria se desangra sin que nadie haga nada, Yemen, Somalia, Irak... Hoy la diferencia es que algunos de los muertos son occidentales, turistas en Túnez. Hoy el yihadismo vuelve a nuestras vidas, nos recuerda que somos vulnerables, que cualquiera puede ser objetivo de la locura y la sinrazón.

Tras el ataque al semanario Charlie Hebdó, los líderes mundiales se movilizaron en París, luego hubo más, muchos más, en otras partes del mundo y no pasó nada. Hoy vuelven todos al modo pánico, la reacción cuando el ataque nos toca cerca. Y ¿mientras tanto? Pensemos todos qué hubiera pasado si en lugar de turistas fueran tunecinos, como los kuwaitíes que han muerto asesinados en la mezquita. No vale pensar solo en la lucha contra el yihadismo cuando las víctimas son como nosotros. Hoy propongo aprovechar la cadena de atentados para reflexionar sobre ellos.