Túnez, entre polvorínes

Madrid

"Túnez es el eslabón débil y saben que tienen que atacar ahí". Son palabras de Sami Nair, sociólogo que hace poco escribía que en Túnez está cerca de un estado de 'guerra civil latente'. Tras el atentado que se ha supuesto la muerte de 37 personas, Nair ha analizado en 'Hora 25' la realidad de los tunecinos. "Se trata de extender la guerra civil de Libia y a Túnez. El ejército no tiene medios para combatir a los terroristas y el estado es débil económicamente, por lo que no tiene medios para solventar los daños que va a constituir el fin del turismo para los próximos años", ha comentado.

El entorno de Túnez es, para este sociólogo, el principal problema al que se enfrenta el país. "Túnez es el único país que ha salido de la primavera árabe de manera positiva, aunque los islamistas todavía participan en el poder. En la sociedad hay una parte importante, más de un 20%, que sigue no a DAESH, pero si una línea radicalizada", ha afirmado, hecho que unido a la inestabilidad imperante en Libia puede desestabilizar los débiles cimientos tunecinos, algo que sería gran responsabilidad de Europa. 

"Lo más grave es que occidente, empezando por Francia y EEUU han bombardeado en Libia para acabar con el régimen de Gadafi y han dejado el país en una situación caótica que favorece la posibilidad de que el Estado Islámico transforme la región", comenta Nair, que ha pedido a Europa apoyo no solo económico -para poner en marcha su economía y rearmar su ejército-, sino también estratégico para que Túnez pueda combatir de manera eficaz el terrorismo yihadista.

Este diagnóstico de responsabilidad europea también es compartido por Jesús Núñez Villaverde, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria, y Luz Gómez, arabista y profesora titular de Estudios Árabes e Islámicos en la Universidad autónoma de Madrid.

"Libia es el gran problema del sur del mediterráneo", apunta Luz Gómez. "Desde luego, Libia está sometida a un proceso que lo conduce en un estado fallido. La caída de régimen de Gadafi ha servido como portavoz de inestabilidad en los países vecinos. No solo en Túnez, sino también en el Sahel o Egipto. Se está planteando un reto a la Unión Europea", complementa Núñez Villaverde.

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"Túnez ha iniciado un camino muy positivo, y si no recibe ayuda del exterior, difícilmente saldrá del agujero en el que está metido", continúa. "La población se ha manifestado de forma clara con los dictadores y ha habido un proceso en el que el islamismo radical ha cedido su poder en las urnas", retrata Villaverde. Un proceso que, a juicio de Luz Gómez, peligra si la Unión Europea no se plantea su política común.

"La UE debe entender que el mediterráneo es uno y que no puede haber una política común europea sin ver lo que sucede en el sur de Mediterráneo. Hay que replantearse una política común. Es fundamental y me temo que no está entre sus prioridades", asevera Luz.

En este sentido, Núnez Villaverde introduce otro término, la estabilidad. "Parece que solo interesa la estabilidad y de ese modo si un régimen golpista garantiza estabilidad, lo convertimos en un interlocutor válido sin pensar en la relación con nuestros vecinos", lamenta para volver a incidir en lo que, a juicio de estos tres expertos, es vital para la recuperación del país: la participación de Europa.

"Túnez está situado entre polvorines", comentan. La fragilidad de este estado tras una Primavera Árabe que ha devuelto el poder a las urnas hace que las fuerzas de DAES sepan que sin el turismo, la maquinaria económica tunecina terminará por paralizarse. "Es muy importante el papel de la UE", insisten.

"Hay que apoyar económicamente a ese país y otorgar a su economía la posibilidad de relanzar la maquinaria económica. (...) Pero también hay que trabajar con ellos, fortalecer el ejército e incluso mandar consejeros para la lucha contra el terrorismo. El objetivo principal no es Túnez, es Libia, es ahí donde está el verdadero problema", sentencian.