Crímenes de guerra
Soledad Gallego-Díaz reflexiona sobre el efecto en la opinión pública británica de las negociaciones entre Grecia y el Eurogrupo
'Crímenes de guerra'
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Madrid
Es curioso que el feroz ministro Schäuble y sus colegas, partidarios de someter a Grecia a un plan tan brutal, no se hayan parado a pensar en el efecto que puede tener todo esto en la opinión pública británica, que acudirá dentro de algo más de un año a un referéndum convocado por su gobierno para decidir si quiere quedarse o no en la Unión Europea. La prensa británica está criticando muy duramente la manera en la que se ha llevado a cabo la negociación en la zona euro y alegrándose mucho de no formar parte de la moneda única.
Desde la agencia Reuters hasta la prensa popular prácticamente todos los medios ingleses coinciden en que el acuerdo con Grecia implica un recorte muy fuerte de su soberanía, y algunos analistas incluso se escandalizan de que Atenas haya sido sometida a un trato peor que si hubiera cometido crímenes de guerra, una alusión muy poco velada a los antecedentes germanos. La pérdida de poder de decisión traspasado a instituciones europeas gobernadas con mano de hierro por Alemania ha sido siempre uno de los argumentos favoritos de los euroescépticos ingleses que quieren salir de la Unión Europea.
Una última observación: Luis de Guindos hubiera sido probablemente mejor presidente del Eurogrupo de lo que es el ministro holandés que se ha agarrado al cargo con uñas y dientes, Jeroen Dijsselbloem, un socialdemócrata de aire presuntuoso que pasará a la historia como un personaje muy secundario, pero nefasto.
Soledad Gallego-Díaz
Es periodista, exdirectora del periódico 'EL PAÍS'. Actualmente firma columnas en este diario y publica...