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Quince años sin el Concorde

El accidente que provocó 113 muertos desveló el talón de Aquiles del avión supersónico

Dos aviones supersónicos modelo "Concorde" de la compañía aérea Air France permanecen en el aeropuerto de Toulouse / EFE

París

Hace quince años se estrelló el Concorde, dos minutos después de despegar del principal aeropuerto de París. Provocó 113 muertos, todos los pasajeros, la tripulación y cuatro personas en tierra. Tres años después se retiró de la circulación el mítico supersónico de la aviación comercial.

Eran las 16 horas y 42 minutos del 25 de julio cuando la torre de control del aeropuerto parisino de Charles de Gaulle autoriza el despegue del Concorde con destino Nueva York. Pocos segundos después el controlador de servicio le avisa: “Air France 4590 tiene llamas, tiene llamas en la parte trasera”. El experimentado comandante del Concorde, Christian Marty, sabe que sólo le quedan dos mil metros de pista, necesitaría al menos tres para abortar el despegue. Pero los motores, uno de ellos ya ardiendo, no tienen potencia para elevar al supersónico…

Mientras en Charles de Gaulle se da la alerta a los bomberos y al resto de los aviones en circulación, el piloto al mando del Concorde trata de llegar hasta el aeródromo próximo de le Bourget (según la última frase que recoge la caja negra y que no termina de pronunciar). Esquiva el centro del pueblito de Gonesse, pero el aparato se estrella sobre un hotel. Eran las 16 y 44 minutos. Mueren 113 personas.: cuatro en el hotel, los nueve miembros de la tripulación (ocho franceses y un alemán) y los cien pasajeros. 99 eran turistas, formaban parte del vuelo chárter organizado desde Alemania para realizar un crucero por el Caribe (96 eran alemanes, buena parte de ellos de la ciudad de Mönchengladbach, dos daneses y un austríaco). El pasajero número cien era un alemán ex empleado de Air-France. Hubo un herido grave en tierra.

El espectacular accidente fue visto por numerosos testigos. Las imágenes filmadas del Concorde en llamas desde el asiento del copiloto de un coche dan la vuelta al mundo y se convirtieron en pieza de la investigación judicial.

Aunque se descarta con relativa rapidez, la primera hipótesis del accidente apunta hacia un acto terrorista o de sabotaje porque el presidente de Francia, Jacques Chirac, acababa de aterrizar a bordo del avión presidencial procedente de una cumbre del G7 en Tokio. Su avión estaba todavía en la pista cuando despega el Concorde.

La Oficina francesa de Investigación de accidentes aéreos (BEA) dictamina que el accidente se desencadena por un fragmento de titanio desprendido de un avión Continental Airlines que había despegado minutos antes: el metal perforó un neumático del supersónico, provocando una explosión en el depósito de carburante. La compañía americana fue condenada e incluso un mecánico en primera instancia. En 2012 Continental es condenada por negligencia y daños y perjuicios a pagar a Air France un millón de euros. El veredicto no convence a muchos expertos que sostienen que las llamas del Concorde comienzan antes de que las ruedas tropiecen con la pieza metálica.

El accidente puso en evidencia el talón de Aquiles del Concorde, que en 57 ocasiones tuvo reventones de neumáticos y dos incidentes casi idénticos al de Gonesse en Washington y Dakar.

El Gobierno francés suspende el mismo día los vuelos. Pero tras varias adaptaciones de las compañías que operan el Concorde se reanudan un año después. En 2003 British Arways y Air France, que nunca rentabilizaron el proyecto, aparcan definitivamente el Concorde.

Fueron fabricados 20 aparatos que volaron durante 27 años. El pájaro con el pico articulado se convirtió en un mito de la aviación. Construido en alianza franco británica, fue el primer avión supersónico de línea regular. Hacía el trayecto entre París y Nueva York en 3 horas y media, la mitad de lo que necesitaba un vuelo comercial normal. Pero su coste de mantenimiento, su altísimo consumo en queroseno y la escasez de clientes dispuesto a a pagar unos diez mil euros por billete, ahogaron el avión emblemático. El Concorde está en los museos y todavía despierta entusiasmos en las exhibiciones aéreas.

 
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