Grecia, de la nada a la más absoluta de las miserias

Madrid

Ha vuelto a ganar Alexis Tsipras. Parece que nada ha variado desde enero, pero han cambiado muchas cosas. Incluso él mismo, porque aquel fiero león que iba a dinamitar la Europa de los mercaderes, se ha transformado nueve meses después, alehop, en el dirigente que va a someter a los griegos al mayor ajuste que Bruselas y Alemania hayan impuesto a un país europeo.

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Tampoco deja de ser curioso que quienes en la Europa del austericidio se llevaban las manos a la cabeza hace menos de un año ante la tragedia de que Syriza ganara aquellas elecciones, hoy rezaban para que fuera Tsipras el ganador y la derecha complaciente se quedara como la primera oposición. Ése ha sido el resultado. Enhorabuena Bruselas, enhorabuena, Berlín.

Pero tampoco deberíamos olvidarnos de que nuestros Syrizas hispanos, el Podemos de Pablo Iglesias, trataban a Tsipras en aquella campaña como el héroe revolucionario que presagiaba una nueva época, y ahora también le aplauden aunque vaya a poner en marcha el gran tijeretazo. Para ser el terror del capitalismo, no está mal el cambio en nueve meses. Ni tan siquiera trata este Ojo de atacar a Tsipras, tampoco de aplaudirle, únicamente constatar cómo el mundo gira y gira en su espacio infinito para siempre volver al mismo punto.

Ya lo dijo Marx, Groucho: de la nada a la más absoluta de las miserias.